6 | Yoongi

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Yoongi no se siente así de emocionado por una investigación desde su primer año en la universidad, cuando todo era nuevo y emocionante.

Aunque, claro, antes no tenía a un Kim Seokjin golpeando su puerta un martes en que ambos han conseguido liberarse de responsabilidades. Está cargado de libros, algo sonrojado por el esfuerzo de cargarlos durante un rato. De su hombro carga su mochila estilo mensajero y de su muñeca izquierda, una bolsa de panadería.

—¿Cómo rayos cargaste todo esto tú solo?—cuestiona en vez de saludar, pero sonríe tanto como Seokjin, a pesar de todo.

Yoongi se apresura en tomar los libros en sus manos, invitando a Seokjin a ponerse cómodo en el sofá mientras él trae todo lo necesario. 

Su laptop, dos tazas de café. Las neuronas suficientes que necesita para funcionar bien frente al chico que le gusta.

—Bien—dice, acomodándose—¿Qué tienes en mente?

Seokjin mira en sus notas un momento antes de contestar.

—Tengo una serie de diez piezas musicales en las que trabajé durante mi último año, pienso que podríamos seleccionar las que puedan adecuarse a las animaciones o dibujos que hagas.

Yoongi asiente, abriendo la laptop. Ambos están en silencio unos minutos mientras buscan en sus respectivas computadoras, hasta que Seokjin hace un sonido de curiosidad y le muestra la pantalla a Yoongi. Es una carpeta con tres pistas.

—Mapa del Alma—lee él, acercándose—¿Basado en las proposiciones de Carl Jung?

Seokjin asiente, y le reproduce la primera de las pistas, titulada simplemente "Persona."

Por el primer minuto, Yoongi se concentra en la pantalla, apreciando la música. Es una composición bella, sin duda. Seokjin es un guitarrista hábil.

Sin embargo, luego de captar el reflejo del joven en la pantalla, Yoongi pierde el hilo de sus pensamientos.

Se detiene a observar a Seokjin mientras él tararea la melodía, marcando los ritmos con los dedos sobre su rodilla. Sus cejas, su nariz, sus labios. Incluso la manera en la que su cabello cubre su frente. Es demasiado atractivo, y cada vez le resulta más difícil ignorarlo.

Yoongi carraspea para intentar centrarse, toma un sorbo de su café. Abre luego un documento nuevo de texto para tomar notas.

—Creo que podría hacer unos bocetos iniciales, de lo que la música me hace ver, digamos. Luego, haces las modificaciones necesarias, después de todo debe ser música basada en una imagen, y no al revés.

—Podría agregarle un piano—dice Seokjin, y en algún momento, se acerca lo suficiente para apoyar su mentón en el hombro de Yoongi—Creo que será bonito.

Seokjin se inclina para tomar una taza de la mesa de café, en el mismo segundo que Yoongi, como idiota, gira el cuello. Como es de esperarse, cuando Seokjin regresa a su lugar, encuentra el rostro de Yoongi a centímetros del suyo.

Yoongi puede al fin apreciar sus pestañas, puede notar que tan gruesos son sus labios. Seokjin se queda quieto, dejando que su mirada vague por el rostro del menor por unos segundos, sonrojándose aún más.

El momento se rompe cuando el teléfono de Seokjin suena. Él baja la cabeza con un suspiro. Yoongi solo se siente mejor cuando nota que quizás, solo quizás, él también estaba esperando a que algo pasara.

Trabajan unas horas más hasta que es tiempo de que ambos regresen a sus respectivos trabajos. Como el estudio de Seokjin queda al nivel de la calle, Yoongi lo lleva hasta la puerta.

Seokjin tarda en entrar, con una pequeña sonrisa en los labios, agradeciendo por haberlo conducido hasta allí.

Yoongi se despide de nuevo. 

Seokjin tiene una mano sobre la manija de la puerta de la florería.

Ambos parecen estar esperando algo sin querer admitirlo.

Luego de unos segundos, Seokjin suelta la puerta, y da un paso adelante para poner una mano sobre su hombro y deposita un beso en su mejilla.

—Gracias, Yoongi.

Ya dentro del estudio, Yoongi piensa que quizás Seokjin le dio las gracias por más que la ayuda.

Durante toda la tarde se encuentra más de una vez posando una mano sobre donde los labios de Seokjin estuvieron.

La voz bajo todos los silencios Where stories live. Discover now