3 | Yoongi

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Cuando el timbre de la recepción suena, por lo general, Yoongi ni se molesta en levantar la cabeza. Por lo general está muy ocupado en el tiempo que tiene entre cada sesión como para jugar al servicio al cliente también. Además, para eso está Yeonjun, el recepcionista/asistente del estudio.

Así que, cuando el timbre suena unos días después, Yoongi está sentado detrás del mostrador, en una silla baja, bocetando un tatuaje. Cuando está en su modo gremlin, como lo llama Namjoon, todo encorvado y en profunda concentración, es imposible que los clientes lo vean.

Es por esto que Yoongi frunce el seño y rompe su trance cuando escucha a alguien preguntar por "Yoongi" en lugar de Suga, que es como los clientes suelen referirse a él cuando vienen por un tatuaje. Le toma unos segundos reconocer la voz y, cuando lo hace, casi cae al suelo en su prisa por levantarse de su silla.

Cuando emerge de su escondite allí está Seokjin, envuelto en un abrigo gris y las mejillas algo sonrojadas, gorro de lana acomodado con cuidado sobre sus orejas y una sonrisa tímida. Yeonjun se aclara la garganta y lo mira con sorna, anunciando que irá a hacer inventario en la parte trasera.

—Hola—saluda Seokjin, caminando hasta el mostrador que los separa—¿No molesto?

—Recién abrimos, no molestas—dice, apresurándose a acercarse más—Nunca molestarías.

—Yo, eh, te traje galletas de avena... por si quieras comerlas luego.

Seokjin deposita una bolsa de papel sobre el mostrador entre ellos, y vuelve a retroceder. Yoongi se la queda mirando por unos segundos sintiendo como el calor sube por sus mejillas. Seokjin no podría haber sabido que su turno en el estudio comienza justo después de que sale de su última clase en la universidad. Que generalmente no tiene tiempo para almorzar y se contenta con kimbap o café, pero allí está. Trayéndole snacks sin siquiera haberlo pensado dos veces.

—¿Qué pasa con la florería?—pregunta Yoongi, arrepintiéndose de inmediato ya que quizás suena como que no está a punto de saltar por la emoción de verlo.

Huh, sentirse así es completamente normal, piensa Yoongi.

—No te preocupes, estoy en mi hora de almuerzo, ¿te parece si me quedo un rato?

Yoongi asiente tan rápido que no le da tiempo de sentirse avergonzado por su entusiasmo, sus manos moviéndose en piloto automático para tomar la bolsa de galletas, y levantar el divisor para permitir que Seokjin entre. Cualquier oportunidad de pasar tiempo con Seokjin parece una gran, gran idea.

Es allí, los dos sentados en sillas cómicamente bajas, que Yoongi aprende más de Seokjin, entre galletas y café de máquina.

Seokjin está a punto de graduarse y ha tomado el trabajo de florista como un pasatiempo cuando su abuelo se hizo demasiado mayor para seguir el negocio familiar. Insiste siempre en que está bien, que le basta para pagarse la universidad. Va solo unos días por semana, de mañana, para hablar con su tutor sobre su tesis. Ambos están en carreras artísticas, y aquello hace que Yoongi se sienta aún más interesado en el mayor.

Yoongi le cuenta, por su parte, que está acabando su tercer año de Arte Digital, y encuentra extraño que jamás se haya molestado en levantar la vista cuando pasaba por la florería, si eso significaba conocer antes a Seokjin. Pero Yoongi al menos se alegra de haber recurrido al refugio aquel día de tormenta.

Y, así como así, crean una rutina. Durante la siguiente semana, Seokjin va durante sus almuerzos, Yoongi lo visita en sus descansos más tarde.

Seokjin tiene una manera especial de tratarlo. Hablan de mil cosas, comparan el impacto del arte en sus vidas, enfocados en las disciplinas que aplicaron—Yoongi, la ilustración, y el tatuaje. Seokjin, la música, con un poco de canto—y se encuentra muchas veces contándole cosas que nunca hubiera dicho a nadie que conociera por tan poco tiempo.

Seokjin, por su lado, demuestra ser un excelente escucha y consejero.

"Deberías intentar hablar con tus padres sobre eso", o "No deberías tener miedo de pensar en programas de especialización luego de graduarte, eres muy talentoso" e incluso, sus favoritos, "te traje dulces del café de un amigo hoy, sé que los martes tienes muchas clases en la mañana y vienes con hambre."

Ahora, semanas después, le está contando algo a Yoongi, una anécdota que relata con una risa apenas contenida, iluminando todo el recinto. Él lo observa mientras beben su acostumbrado té, intentando ponerle voz a sus pensamientos, aquella insistente idea que lo ha perseguido por días, cada día, desde que visita a Seokjin.

Seokjin se detiene un momento para beber un sorbo de su propia taza, alzando los ojos brevemente y capta la mirada de Yoongi. Muy tarde para fingir que no lo estaba mirando, por lo que no aparta su mirada, y se la mantiene con un leve sonrojo ascendiendo por sus mejillas.

—Parece que tienes algo en la mente, Yoongi.

Yoongi siente electricidad en las puntas de sus dedos con solo escucharlo decir su nombre.

—Quería pedirte, si quieres, si no, no hay problema, ¿ quieres ir conmigo el sábado al centro a ver una película o algo?

Seokjin vuelve a levantar su taza, cierra los ojos por un breve instante mientras se bebe el resto del té de golpe. Y cuando la baja, hay una sonrisa tímida tirando de las comisuras de sus labios.

—Me encantaría—dice él, y Yoongi piensa que no se está imaginando como esas palabras suenan como "pensé que nunca preguntarías."

Seokjin escribe su número y su dirección en un papel. Yoongi promete recogerlo el sábado a las cuatro, y deja la florería con la misma sensación cálida que lo acompaña siempre, luego de pasar tiempo con Seokjin.

~*~

Hola, ha pasado un tiempo, ¿no?

Esta es la segunda vez que intento volver a publicar esta historia. La primera vez fue en AO3, pero desistí luego de un par de meses.

Ahora lo estoy intentando de nuevo y con planes de simplemente dejarla ser. 

Por años, quizás desde 2018, viví con el plan de hacerla una historia original, ya que le tengo mucho cariño a la trama. Pero la verdad no sé qué tan realizable sea. Quizás algún día alguna editorial se acerque a mi, y de ser así, sí tendría que borrar esta versión definitivamente, por más imposible y fantástico que suene.

Pero, hasta entonces, o al menos hasta 2025, esta historia volverá a tener una vida en Wattpad, donde nació. 

Solo espero que la disfruten por lo que es, una historia de amor en todas sus formas, y no proyecten esto a la vida real.

 A riesgo de sonar muy insistente, y algo hipócrita, a mi de verdad ya no me gusta el RPF (real person fanfiction aka fic sobre personas reales aka los BTS), pero he visto a tantas personas impactadas positivamente por algo que escribí entre 2016 y 2018, y conocí a tantos de mis mejores amigos y amigas por esta comunidad, como para no permitirme esta pequeña trasgresión.

Les pido que respeten esto y disfruten de esta historia. Si alguna vez gano mala fama por eso, me lo merezco, pero será por cariño a las personas que amaron esta historia más que yo.

La estoy editando aún, cambios más bien de estilo y ciertos elementos que ya no me gustan, pero el centro de La voz bajo todos los silencios sigue aquí. Sin embargo, también quiero mantener este proyecto como algo casual, no le voy a poder dedicar tantas horas a corregir errores, solo voy leyéndolo y cambiando cosas que son muy obvias, así que si ven algún error ortográfico, me avisan.

Al final de la edición tengo pensado lanzar un PDF, si hay suficientes personas interesadas.

Por ahora, eso es todo.

Besitos en la frente.

La voz bajo todos los silencios Where stories live. Discover now