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Incluso después de ser sorprendido por el regalo de nueces, el comerciante no podía entender la actitud despreocupada de Luisen. Un extraño como él estaba tan preocupado por el hombre, pero los que forman parte de su grupo no lo detienen y se limitan a observar de reojo mientras comen bocadillos...


Luisen y Morrison compartieron afablemente las nueces; en ese momento, Carlton alcanzó al caballero. A la distancia, se podía ver que Carlton era de buena complexión, pero el mercenario parecía relativamente débil en comparación con los caballeros de túnica ligera y capa.


"Sinceramente, no es el momento de ser tan despreocupado y comer nueces; tienes que parar... Ah... ¡Ah! ¡Hnngrk!". El mercader dejó de hablar; sus ojos se abrieron de par en par mientras miraba fijamente a Carlton.


Todo había terminado en un instante. Carlton jugó literalmente con los caballeros. Tras esquivar varios ataques, Carlton les enganchó las piernas, les tiró de los brazos y, simplemente, hundió a los caballeros en el arroyo. Los tres caballeros fueron derrotados antes de que pudieran siquiera tocar al mercenario.


Carlton lanzó una sonrisa confiada a Luisen. Como si estuviera alardeando: "Mira esto, así de grande soy".


'De vez en cuando se comporta así de guapo. ¿Es acaso el encanto de un amante más joven?' Luisen sonrió y aplaudió suavemente: "Entonces, yo iré primero".


Luisen volvió a montar rápidamente a Zephys. Durante sus viajes, se había acostumbrado a montar a caballo, por lo que podía cabalgar solo y montar al caballo sin que el Zephys le prestara ayuda doblando sus patas. Aunque esa era una habilidad que podía hacer cualquiera que supiera montar a caballo, Luisen seguía sintiéndose orgulloso.


Mientras Luisen se acercaba, Carlton también se subió a Zephys. Los tres hombres cruzaron el puente sin prisa. Todo esto parecía demasiado sencillo para la gente que se había reunido impotente alrededor del puente, retrasado durante unos días. La gente que observaba sus espaldas partir sólo podía admirar su absurda valentía para lanzar a los caballeros de cabeza al agua.


"¿Quién es esa persona? ¿Es un mercenario? Es imposible que un hombre tan fuerte sea desconocido".


En medio de los murmullos, uno de los viajeros gritó: "¡Es esa gente! El peregrino que recientemente se hizo famoso y su grupo".


"¡Ah! ¡Ah! ¡Tienes razón! Esa persona -justo entonces- ¡era un peregrino!".


"He oído que, por muy peligrosa que sea una situación, esa gente no se retira y ayuda a los demás... Así que era verdad".


Aunque el grupo de Luisen no tenía ni idea, ya eran toda una celebridad. Anécdotas del capitán de la guardia de Confosse... La historia del incidente en el barco... Los relatos de sus hazañas ya se propagaban rápidamente de boca en boca.


A medida que Luisen y su grupo avanzaban, iban eliminando todo lo que se interponía en su camino; naturalmente, acabaron derrotando a monstruos notorios y a salteadores de caminos/bandidos. Los descuidados administradores de fincas -esos hombres despiadados- desaparecieron al paso de Luisen y su grupo. Además, Luisen, que no soportaba ver el hambre de los demás tanto como odiaba la suya propia, informaba a los refugiados que encontraba por el camino sobre diversos vegetales comestibles -como las viejas brujas enterradas- y hierbas.

Las  circunstancias de un señor caídoWhere stories live. Discover now