27.

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'Hmmmm... Realmente te hicieron un buen número'.

Aunque la cara de Ruger no presentaba heridas visibles, Luisen estaba seguro de que su cuerpo era un desastre debajo de la ropa. Luisen miró el interior de la celda que confinaba a su criado. Las personas allí atrapadas eran bastante diferentes de los demás prisioneros. No suplicaban a Luisen que los liberara, sino que lo miraban con ojos caóticos. Sus miradas de rechazo parecían transmitir un desprecio absoluto por sus vidas, desafiando al joven señor a hacer lo que le viniera en gana.


Uno podía adivinar a grandes rasgos las penurias que Ruger había sufrido confinado en una celda con ese tipo de gente.


'Tal vez... ¿Fue encarcelado a propósito en semejante situación...?'. pensó Luisen. Encajaría con la venganza de Carlton. Todos conocían bien la condescendencia y la burla de Ruger hacia los de baja cuna.


Luisen sabía que algún día llegaría el castigo por su boca suelta.


Sinceramente, algo se merecía. Luisen no lo había sabido en la línea temporal original, pero ahora estaba al tanto de algunos de los despreciables comportamientos arraigados de Ruger. Era bastante bueno con su señor y los demás nobles, pero los criados de baja cuna y los hombres de Carlton habrían deseado desesperadamente darle un puñetazo en la nuca. Qué feo debía parecerles a sus ojos.


"¡Uf, me muero! Mi duque, esa gente es realmente malvada. Aunque sabían que yo era el sirviente del duque...."


"...estoy seguro de que tú los provocaste."


"¡Ah! ¡Mi señor! ¡Es absolutamente injusto!"


"Entonces, ¿por qué tienes que hablar siempre de forma que despiertes la ira de los demás?"


"¿Yo? ¿Qué he hecho mal?"


"Siempre eres así. Piensa en lo que ha pasado hoy en la aldea. ¿Realmente necesitabas provocar a los aldeanos en esa situación? Es como si quisieras crear problemas".


"¡Nunca lo haría! ¡No me atrevería! Esos sinvergüenzas fueron groseros con el duque primero; dije lo que debía como su principal asistente".


"¿Por qué empuñaste tu arco?"


"¡Sabías lo peligrosa que era la situación! ¡Era el único que podía proteger a mi señor en esa situación! Tenía que hacer algo. Sólo hice mi trabajo... qué mezquino por su parte ponerse del lado de esos bastardos..." Ruger gritó, reclamando injusticia. Su forma lastimera aflojó la severidad en el corazón de Luisen.


"Mi duque no tiene la culpa; esos bastardos son mala gente. Se hacen pasar por buenos aldeanos, me inculpan y engañan a mi señor".


"......"


"¡Cómo se atreven a atacar a su señor! Por favor, ejecutadlos. No merecen la vida".


¿Era Ruger originalmente así de extremista? Luisen chasqueó la lengua. 'La pena de muerte...' Con esa palabra irreflexiva, el calabozo volvió a convertirse en un cenagal de caos. Gritando y suplicando, los gritos de los prisioneros hicieron palpitar los oídos de Luisen.

Las  circunstancias de un señor caídoWhere stories live. Discover now