Parte 32

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Isabel-



Cuando se fue, empecé a investigar en toda la casa, eran tres habitaciones y un baño; hasta ahora las que había entrado era donde había despertado, el baño y una habitación con una cama matrimonial.

Busque en todos lados mis cosas, pero no estaba nada de mis pertenencias.

Seguramente lo escondió muy bien para evitar que lo encontrara.

En el cuarto donde estaba la cama matrimonial, busque en el armario y había muchos vestidos y ropa de hombre.

También busque en la sala, pero nada, no había nada, incluso busqué un teléfono fijo, pero tampoco, no es tan idiota.

Ahora si le pensó bien el imbécil.

Me dedique a buscar más en la habitación principal, supongo, sabía que había algo aquí, no tiraría mis cosas, está demasiado enfermo, la cosa más mínima que pudiera tener de mi, estoy segura que se lo quedaría, pero como sabe que las voy a estar buscando, las guardó muy bien.

Ya me estaba frustrando, no es posible que no lo encuentre. Salí de esa habitación y camine a la que no había entrado, intente abrirla, pero esta un poco dura la puerta, apoye mi peso en ella y se pudo abrir.

Levanté la vista y vi una cuna....

Una cuna...

También muñecos de peluche....

¿Qué rayos es esto?

-¿Te gusta?-me sobresalte al escuchar su voz y sentí sus brazos en mi abdomen es para nuestro pequeño acarició mi abdomen.

Al escuchar eso lo aparte de una manera muy brusca y lo mire asustada.

-Estas enfermo- le dije, me veía perplejo- ¡Eres un maldito enfermo!-le dije y pude ver como su semblante cambio- ¡Nunca tendré un bebé contigo!

-Repítelo- dijo mientras miraba al piso.

-¡NUNCA TENDRÉ UN BEBÉ CONTIGO IMBECIL!-le grite todavía más fuerte-¿¡ES LO QUE QUERÍAS ESCUCHAR!? ¡ME DAS ASCO!- le volví a gritar y el me volteo a ver furioso.

Se abalanzó sobre mí y me presionó sobre la pared, tomo mis muñecas fuertemente arriba de mi cabeza lastimándome.

Su respiración chocaba con mi nariz, sus ojos estaban negros.

-Vas a estar conmigo- apretó mis mejillas- y tendremos un hijo- apretó con más fuerza y solté un chillido de dolor, sentía sus uñas enterrándose. -Yo sé que me amas y lo harás hasta el último día de tu vida- mis lagrimas empezaron a caer- ¿Entendiste? Dime que me amas- acarició con su pulgar mi mejilla pero no le conteste- ¡DILO!- me grito haciendo que cerrara los ojos.

-Yo...- me mordí el labio.

-Dilo- su voz era ronca y su nariz chocaba con la mía.

-Te amo.

-Así me gusta cariño, esa es mi chica-soltó mis mejillas y mis muñecas lentamente-ve a arreglarte para dormir, el cepillo de dientes está en el baño.

Se dio la vuelta y salió del cuarto, caminé al baño, cerré la puerta y me vi en el espejo.

Tenía perdidas de sangre en mis mejillas.

Me pase el dedo por esa zona, me ardía, incluso al quitar esa sangre empezó a salir un poco más.

Me limpie la cara con agua y me lave los dientes, mis ojos estaban rojos y me dolía la cabeza, me había dolido ese golpe. No debo hacerlo enojar de nuevo, no es nada bueno, se volvió mas temperamental que antes.

Salí del baño y entre a la habitación donde había despertado.

-Esa es la habitación de invitados- escuche a mi espalda y me gire a verlo- dormimos acá- me tomo de la mano y caminamos a la otra habitación donde estaba la cama matrimonial- vístete.

Había un conjunto de pijama, era un short y una playera rojo claro.

Lo tome y camine de nuevo al baño, cerré la puerta, pero ahora con llave y me vestí, la blusa tenía un poco de escote, regrese hacía la habitación y vi cómo se quitaba la camisa.

-Te quedo mejor de lo que me imagine- se mordió el labio haciendo que me dieran nauseas.

Extendió su mano y caminé hacía él, me abrazo, no le correspondí, pero me apretó un poco más, dándome cuenta que quería que lo abrazara, lo hice y él se separo sonriendo.

-No quiero volver a hablarte de esa manera mi pequeña, pero debes portarte bien de ahora en adelante, ¿Esta bien?

Asentí con la cabeza, me tomo de la mano e hizo que me metiera entre la colcha, me acosté dándole la espalda, el me abrazó y podía sentir como mi estomagó se iba revolviendo cada vez más.

-Descansa mi vida- me dijo y me apretó un poco mas el abdomen.

-Tú también -me volvió a apretar, maldito- amor.

Dio un suspiro dándome a entender que le había gustado.

Maldito enfermo.

Debo irme de aquí, no puedo aguantar estar cerca de él.

Debo ser mas lista que él y escaparme.

No me tendrá aquí por mucho tiempo...

Acosador (Bill Skarsgård)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora