Parte 31

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Isabel-


La puerta se abrió completamente y me dejo verlo.

Era el maldito acosador.

-Ya despertaste Isabel- se acercó a a mi sonriente, acariciando mi rostro- tranquila, aquí nadie nos vera.

-Ya despertaste Isabel- se acercó a a mi sonriente, acariciando mi rostro- tranquila, aquí nadie nos vera

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-¿En dónde demonios estoy?

-En nuestra casa- sentí una punzada en mi corazón y empecé a llorar-no Ilores mi amor-me abrazo, mi cuerpo se sentía débil, trate de empujarlo pero me abrazo más fuerte- no te vas a alejar de mí jamás, te lo prometo.
-Por favor, déjame ir-solloce.

-No sabes cuanto he estado preparando este momento, por fin voy a poder estar contigo Isabel, no te pienso soltar- toco mis mejillas, temía que me besara de nuevo- ponte esto.

Dio la vuelta hacia la puerta y tomo una bolsa y me la dio.

-Se te vera hermoso- mis manos me temblaban, lo saque, era un vestido blanco- No querrás que te ayude ¿Verdad?

Negué con la cabeza y volvió a sonreír.

-Te veo en la cocina.

Cerró la puerta mientras salía del cuarto, debo hacerle caso, porque si se enoja sé que no será para nada bueno.

Me quite mi ropa y me puse el vestido, no entiendo como supo mi talla, porque me quedo bien, aunque pensar de que posiblemente se metió a mi cuarto a ver mi talla me dio escalofríos. Me mire al espejo y tuve que aguantar las lágrimas, el vestido era suelto de abajo y me llegaba un poco arriba de las rodillas, me puse mis tenis y mi ropa la deje en la cama.

Sali del cuarto con las piernas temblándome, había otra puerta enfrente de este, a la derecha había un pasillo largo, caminé al final del pasillo y vi una sala, había una televisión, dos sillones grandes y una mesa en medio. Él estaba del otro lado, en la cocina, se giro a verme y podría decir que quedo hipnotizado su mirada en mi.

-Te ves hermosa, justo como te imagine.

Me dio un escalofrío, tenía mucho asco, no quiero estar cerca de él. Movió su cabeza en forma de que me acercara, lo hice quedándome enfrente de una mesa.

-Te prepare algo de comer, espero te guste.

Se acercó a mí y yo retrocedí dos pasos, puso un plato enfrente de mí, en ellos había un par de tocino y unas verduras.

-Siéntate hermosa, estás en tu casa- me beso la cabeza y respire profundo, necesito irme de aquí-come-me miró fijamente.

Me senté y tome un tenedor, pique un poco de tocino y lo metí a mi boca.

Con eso dejo de verme, el comía, mientras que yo jugaba con la comida.

-Te gustaria ir de compras?-pregunto de repente.

-No.

Volvió a verme, pero ahora molesto.

-¿Por qué?

Empecé a sentirme nerviosa, mis manos no me dejaban de temblar así que las puse debajo de la mesa, tenía miedo de que me podría hacer en estos momentos.

-¿Por qué?

Volvió a repetir con su voz ronca y con su mirada más profunda, mi labio empezó a temblar y baje la mirada, se levantó de la silla haciendo un ruido bastante fuerte, se puso a mi lado y giro la silla bruscamente.

-¿Por qué?

Se acercó más a mí, podía sentir su respiración en mi nariz, no lo estaba viendo, me sentía muy incomoda, como no lo voltee a ver y ni le conteste, me tomo muy fuerte del mentón haciendo que me lloraran los ojos, con esto hizo que lo viera a los ojos, se veía muy molesto.

-¿Por qué?

-Te-trague saliva- pueden arrestar.

-Mi Isabel-acarició mi mejilla con su mano libre- que considerada eres- me dio un beso en la frente- iré solo entonces, para que no reconozcan a mi pequeña.

Me soltó y se puso a mi lado, no me moví de mi lugar, ahora no tenía nada de apetito.

-¿Puedo ir al baño?- le pregunte mientras miraba mis manos.

-Querida, no debes preguntar, recuerda que es tu casa- toco mi cabello.

-¿Dónde está?

-Enfrente de la habitación donde estabas.

Me levante rápido y camine hacía ese cuarto, al entrar cerré la puerta con seguro y empecé a llorar, me senté recargada en la puerta.

-Debo salir de aquí-dije para mí misma.

No paraba de llorar, me sentía débil, me transmite un miedo intenso, estoy tan débil que no me puedo ni defender.

Ya deben estar buscándome, mis padres, Sandra, el oficial Philip, Leo.

Deben encontrarme, no sé cómo pero se que lo harán.

Había una pequeña ventana, me levante y me pare de puntitas para ver, estaba en un campo al parecer, no se ve nada alrededor.

Es como un desierto,

Aquí no me van a encontrar, por algo escogió este lugar.

Escuche que tocaron la puerta y voltee rápido.

-¿Cariño?- hablo del otro lado- ¿Estas bien?

-S...Si, un momento- le conteste.

Intente abrir la ventana, pero estaba trabada y eso ocasiono mucho ruido.

-¿Qué estás haciendo?- pregunto mientras intentaba abrir mas la puerta- Isabel-movía demasiado fuerte la parella- ¡ISABEL!- grito y empezó a golpear la puerta.

-Déjame en paz- le conteste aún llorando, me senté en la zona de la regadera, mientras tapaba mis ojos con mis manos.

-¡ABRE LA MALDITA PUERTA, ISABEL!

La puerta se abrió de golpe y al verme camino muy molesto.

-¿POR QUÉ NO ME ABRISTE?

Me tomo fuerte de mi nuca, viéndome fijamente.

-¡CUANDO TE HABLE, DEBES OBEDECERME!

Empecé a llorar con más miedo, no tenía fuerza ni para para hablar, empezó a aflojar su agarre.

-Perdón- suspiro y junto su frente con la mía- Perdón por gritarte de esa manera, pero hiciste que me preocupara-me beso en la frente-iré a comprar cosas para la semana, mi niña- acarició mi mejilla y después tomo mis manos- ¿Estas bien?

Asentí con la cabeza y antes de salir me volteo a ver.

-Termina de comer.

Escuché sus pasos lejos y después como cerraba otra puerta y supuse que se había ido, salí de ahí con las piernas temblorosas y si, estaba sola.

Necesito salir de aquí...

Debo hacerlo..

Si no lo hago, me va a matar en algún momento.

Acosador (Bill Skarsgård)Where stories live. Discover now