16. El piso de la discordia

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MINI MARATÓN POR INICIO DE AÑO 1/2



Sobra decir quién ganó la apuesta y quién lleva invadiendo mi móvil con mensajes desde anoche. ¿Que no tiene nada mejor que hacer? ¿Estudiar? ¿Trabajar? ¿Ver a su novia? ¿Tirarse del puente Hudson? Con está última incluso me podría ofrecer a ayudarlo, una mano amiga dispuesta a empujarlo al vacío. No sé qué pretende conseguir de todo esto, pero no tengo tiempo ni ganas de averiguarlo.

Y suficientes problemas tengo ya con tener que conseguir casa para mañana después de la graduación como para encima preocuparme por un mocoso malcriado.

Es oficialmente oficial, mañana inicia mi nueva vida formando parte de la gran comunidad sin techo del poblado de Nueva York.

Querido y estimado lector, si ves a alguien con aspecto andrajoso pidiendo dinero en la calle, no seas malo y dale una monedita. Quizás y sea un amigo mío o incluso yo misma

Bueno, ya, estoy exagerando. No me voy a la calle pero me voy a un sitio mucho más peligroso y olvidado: El Bronx. Un lugar oscuro y peligroso, conocido cómo el barrio negro de Manhattan.

El hogar de los latinos y del crímen. Ni siquiera sé que estoy haciendo aquí.

—¿Estás segura de qué la dirección está bien?— pregunta Ethan al estacionar frente a un edificio de tres pisos con un aspecto tenebroso. Puede que el clima y mis ganas de vivir no sean de buena ayuda en esta situación.

—Si— paso saliva y reviso el papel por una vez más. Ya perdí la cuenta de las veces que lo he hecho desde que entramos a este lugar—. Es aquí.

—No parece muy seguro— dice Daniela asomando la cabeza entre los dos asientos—. Me da un poco de miedo.

Ya somos dos.

—No puede ser tan malo— sonrío. No sé si la estoy animando a ella o a mí—. Nunca juzgues un libro por su portada.

—Soy lectora, créeme que con portadas como estas ya se sabe que el libro acaba mal— informa Daniela y se vuelve a poner el cinturón de seguridad—. Me niego a que vivas en este lugar.

—Es para lo que me alcanza— le recuerdo.

—Pues vives conmigo el tiempo que sea necesario, pero este sitio es tenebroso. Ethan, arranca.

Mi mejor amigo no espera a que se lo repitan para encender el auto.

—Ethan, apágalo— amenazo—. No quiero vivir contigo y tus padres, es una batalla que tengo que enfrentar sola para poder demostrarles a mis padres que soy capaz de hacer las cosas sin ayuda.

—Estas muerta— dicen al mismo tiempo.

—Aura— sigue hablando la voz de la sabiduría—, sé que quieres valerte por ti misma y todas esas mierdas pero créeme que tú no sobrevivirías ni una semana aquí.

—¿Por qué no lo haría?

—Para empezar porque no has quitado el dedo del número de emergencias desde que salimos de mi casa— dice Dani.

—Vamos en un auto, los accidentes ocurren y es mejor prevenir que lamentar— me excuso.

—Ya, claro, por supuesto que sí— refunfuña él—. Vamos, mis padres te adoran, eres la hija que nunca tuvieron. Puedes vivir con nosotros hasta que consigas algo mejor.

—Gracias, pero no quiero. Necesito hacer esto sola.

Mira a Daniela a través del retrovisor y vuelve a poner el freno de mano. Se quita del cinturón antes de mirarme seriamente. Genial, lo que me faltaba, una plática seria con el adolescente de cuarenta años.

Prohibido Enamorarse Where stories live. Discover now