09. Casi una sonrisa

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—La reina ha vuelto a llamarme.

Joshua levantó su mirada, casi de inmediato hacia el recién ingresado de Mingyu.

—¿Y cómo consiguió tu número?

El más alto se encogió de hombros—. No lo sé. Sólo dijo que tu asistente era demasiado incompetente para su gusto.

El moreno evitó bufar y externar ciertos pensamientos— ¿Te dijo qué quería?

—Que le devuelvas las llamadas.

—¿Algo más?— cuestionó y ante el nerviosismo contrario, supo que sí—. Puedes decirlo, adelante.— farfulló con torpe suavidad. Intentando alentarlo, aunque hubo demanda en su tono.

—Sabes que es impaciente y llevas evadiendo sus llamadas una semana...

—No lo endulces.— interrumpió de inmediato. Notando las intenciones de su amigo—. Sólo dilo.

—Dijo que deberías volver, tienes asuntos de los que encargarte y estás tardando innecesariamente.— respondió con rapidez, atropellándose con las palabras y evitando su mirada—. Dijo que dejes de estirar las cosas.
Le causas dolores de cabeza.

Joshua rodó los ojos y resopló con fastidio—. ¿Se quejo de algo más?

—No.— ante la insistente mirada del príncipe, Mingyu suspiró y cedió—. "Deja de perder el maldito tiempo y vuelve de una vez, no quieres verme enojada".

¿Perder el tiempo? Joshua quiso reír. En su lugar se hundió en su asiento y sintió sus músculos tensarse. Repentinamente irritado.

El no estaba en Japón de vacaciones, estaba trabajando. Intentando averiguar cómo rayos su relación con dicho país se había vuelto tan tensa, y porqué de repente se negaban a mantener ciertos convenios. Si llevaba allí un mes, cumpliendo con tareas que aún no le correspondían realizar, era porque los asesores del rey eran unos bastardos desconfiados que no hacían más que alargarlo todo cuanto podían. Y él no podía hacer nada más que ser paciente, que lo era poco, y esperar. Lo que se le daba fatal.

Volvió a resoplar y alzó su mirada, encontrándose con la compasiva de su amigo.
Ese brillo que pocas veces veía, estaba allí.
Iluminando sus ojos de cachorro.

Resopló por tercera vez y se dijo que no estaba para esas cosas.

—Deberías dar una vuelta o perderte por ahí.— murmuró cuando bajo la mirada, volviendo a centrarse en los informes que anteriormente leía.

—Pero...

—El resto del equipo está afuera.

Mingyu suspiró, aquello no era una sugerencia. Era una orden. Y recordándose que aún estaba en su horario de trabajo y no podría hacer mucho por su amigo aunque lo intentara, decidió salir de aquella habitación y unirse con el resto de los chicos.

Y aunque Joshua se dijo que no estaba para esas cosas, su pecho no tardó en hundirse en una amargura familiar y molesta, mientras que su mente se llenaba de una bruma espesa y tóxica. Ciertamente peligrosa, pero para nadie más que él mismo.

Sus voces no tardaron en aparecer tampoco, y de manera maliciosa le recordaron que él era
Hong Joshua, no su hermana a quien absolutamente todos amaban.



Seokmin cruzó sus brazos con impaciencia y evitó hundirse en la mullida superficie del sofá que ocupaba. Comenzaba a desesperarse.

Él y MinHee llevaban siendo amigos por un tiempo largo, se suponía que debía estar acostumbrado a sus cosas y principalmente, a su impuntualidad. Pero no lo estaba. Admitía tenerle manía también, demasiada. E ignorando qué se le había inculcado respecto a la puntualidad, él simplemente odiaba que lo hicieran esperar más de lo razonable. Y MinHee llevaba veinte minutos retrasada.

Real engagement - SeoksooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora