"Con la soga al cuello"

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El deseo que se consume poco a poco en aquel papel de seda manchado de sangre, no es ni la mitad de lo que podía llegar a sufrir.

En esos momentos su ser ya no le pertenecía, pues lo apostó todo a estar con esa persona, solo buscando un amor efímero e irreal.

.....

Las flores volaron por los aires, las rosas blancas y rojas arrancadas con tal rabia. los sirvientes manchados con la comida de la elegante mesa en donde todo era un caos.

Algunos trataban de retener a un hermoso Omega enloquecido. Mientras, otros ocultaban detrás al Joven Maestro Galled Urash, impidiendo que su ropa se manchara con tal vulgar escena.

Los gritos no cesaban, al punto de cansarlo. Sus manos buscaron un cigarro en su abrigo, encendiendolo sin prestar más interés. Liie estaba hecho un mar de lágrimas y enojo. Sin embargo, Galled lo miraba con desprecio, riéndose muy en el fondo "Que Irónica escena, manchado de vino no es diferente de un simple sirviente. Tuvo suerte de ser acogido por su excéntrico abuelo"

-¡Joven maestro! ¡Debe estar bromeando, los planes de la boda ya están en marcha! Tu... ¡No puedes hacerme esto!! ¡No puedes!!!

Liie se soltó de los sirvientes, lanzando la comida el suelo, agarrando con sus manos las rosas de los arreglos,  arrancando los pétalos con tal furia que se cortó las manos.

Los sirvientes trataron de detenerlo, pero al voltear a ver Galled, todos hicieron de la vista gorda, girando sus cuerpos dejándolo ser.

Liie enloqueció por completo, furico lanzó las botellas de vino contra el suelo. Fue ahí cuando se dirigió a Galled, siendo retenido por los sirvientes.

- ¡¿Es por esa puta?! La puta de Evan Wellgar! ¡¿Que mierda te puede ofrecer una puta como el?!...

- Escúchame bien Galled, no voy a permitir que canceles este compromiso! Iré con Lady Elizabeth!!!...

Una mano lo sujetó del cuello de su ropa, dejando ver uno ojos iluminados por la luz. Esos ojos lo volvieron vulnerable, casi cayendo de rodillas al instante.

- Liie Azark, te recomiendo retirarte de mi casa, o de lo contrario no me culpes por lo que te pase...

Reacomodo su ropa, el cuello de su camisa, y su hermoso cabello. Se acercó peligrosamente a su oído, dejando su ser frío.

- Una puta hace lo que sea por dinero, alguien como tú no lo entendería. Ademas, el agujero de un Alfa es jodidamente delicioso...

Lo vio de arriba a bajo, lanzando su cigarro al suelo, dándose vuelta con ese aire que Liie conocía muy bien. El día que lo vio por primera vez, desde esa vez supo que este hombre no era para el. Sin embargo, trató de aferrarse a su aroma, fantaseando con estar con él de por vida.

El Alfa que se merecía, el Alfa que alguien de su nivel debía tener. Una ilusión que lo carcomio desde dentro, obsesionandose con su figura, con su ser.

Liie cayó de rodillas en el frío suelo, respirando agitado, al punto de apretar sus puños llenos de rasguños de las espinas.

Es mío, debe ser mío, es mío, solo mío... Es mío, debe ser mío...

Sus dientes rechinaron conteniendo su furia.

Pasaron un momentos, cuando por fin se levantó del suelo sin ayuda de nadie, dando una última mirada al pasillo en donde Galled entró, y sin más se dio la vuelta para irse.

Es mío...

Tarde en la noche, Evan estaba aburrido y somnoliento. Por lo qué, decidió ir a comprar a la tienda, ya qué, en la comida y despensa que Galled le había dado no había golosinas.

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