CAPITULO 4

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"Te ofrezco un trato"

El amor no existe, es una ilusión creada para no sentirnos solos. Pero olvidamos que la soledad es lo único real, pues naces y mueres solo.

El olor a cigarrillo veía la salida por aquella ventana, mientras  el delicado aire sacudía las cortinas de seda azul. Dejando a ese hermoso hombre de blanca tez, imposible de despegar los ojos de la fina llama del encendedor en su mano. Delicado como las plumas de un pavorreal, y tan brillante como el sol.  

¿Un regalo, un recuerdo, o una cadena para su ser?

- ¿Joven maestro? Joven Maestro?... Se encuentra bien?.- Llamo un poco alarmado el Mayordomo a su lado, quien sostenía una bandeja de puros. 

Galled volvió a su semblante serio, para solo bajar la mirada hojeando esos papeles descuidados sobre a mesa, evadiendo la pregunta. - ¿Que hay de mi prometido? Ha llegado de su viaje?

- Joven Maestro, el Maestro Liie llegará en dos días. Ya se ha reservado la cena en el restaurante que solicito, y La mesa de dirección ejecutiva lo recibirá mañana en la mañana como pidió. 

Ante sus palabras, Galled solo asintió sin mas, y prosiguió a seguir con su trabajo. - ¿Qué hay de Demian? ¿Has sabido algo?

- Joven maestro, ruego me perdone. Sobre el joven Demian no se nada, he pedido información a los contactos de siempre, pero después de que el Joven Demian enviara su ultima carta, perdimos contacto. 

Ante sus palabras, Galled arrugo su mirada como esperando otra respuesta. - Esta bien, eso es todo, puedes retirarte.

- Si señor. 

El mayordomo reverencio, dio la vuelta y salió. 

Tras quedarse solo, Galled encendió un cigarrillo barato que había guardado en su bolsa. Al mirarlo, solo pudo reír y recordar. 

Evan.... Evan Wellgar... 

Sus ojos se iluminaron como no lo hacian en mucho tiempo. Esa sensación, ese momento, todo fue realmente excitante. Su mano aun recordaba como toco aquella cintura, su nariz aun picaba por ese desagradable olor a colonia barata. Sin embargo, su mente revivía cada segundo con pasión. 

- No estuvo mal, Evan Wellgar... 

....

Sus ojos pesaban, y su cuerpo temblaba. Aquella sensación, aquel rostro... 

Una voz lo llamaba, y el no sabia hacia donde mirar, estaba desconcertado, perdido, y mas que nada, impactado. 

- ¡Evan! ¡Evan estas bien!...

En ese momento, volvía a sus sentidos algo tonto. Miro a su derecha, y pudo notar que estaba en su habitación, y con dos personas a su lado. 

- Chicos, ¿Qué pasa?... ¿Qué hora es?

(....)

Fabio sonrió de oreja a oreja, mientras El Gerente Ket solo observo con enojo. 

- Evan que bueno que estas bien! Dios... creí que no despertarías! Evan!... - Fabio se movió con la intensión de abrazar a Evan por completo, pero no tomo en cuenta de Evan lo evitaría levantándose de la cama. 

Fabio cayo sobre la cama vacía, solo tomando las sabanas. 

- ¿Qué hora es?... ¿Qué hacen aqui? ¿Qué paso?

AMO JUGAR CONTIGO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora