Capítulo 1: Encuentro

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A mis diecinueve años había logrado entender que la vida no era lo suficientemente justa para todos. Perder a tu madre el mismo día que ingresaste a tu universidad soñada y ese mismo día perder las ganas de existir, tener un padre que te culpa de todo lo que pasa y sobre todo que te exige demasiado era lo peor.

Cuando mamá murió ni siquiera me dejaron ir a verla, papá me encerró en una habitación a oscuras sabiendo que le tenía pánico a la oscuridad, no pude despedirme de ella, no pude decirle lo mucho que la amaba.

Salir de mi habitación solo para comer y escuchar sus gritos y reproches, escuchar sus "por tu culpa tu madre murió", "eres un inútil", habían logrado que varias noches atentara con mi propia vida, por más que me esfuerce en complacerlo siempre termina diciéndome que nada de lo que hago es suficiente.

Había entendido que era mejor guardar todos mis sentimientos, no podía mostrarme débil, no podía mostrar todo lo que sentía, no podía darme el lujo de llorar y sobre todo siempre debía esforzarme el doble para complacer a los demás, nunca debía conformarme.

Una vez más.

Un último intento.

Tú puedes.

Hace dos días habíamos llegado a Barcelona, hace dos días había asistido a esa estúpida fiesta y aún no era capaz de hablarle al valenciano, era consiente de todo lo que había hecho en la fiesta, desde bailarle y casi besarlo, pero saben que es lo peor, lo peor es que le escribí por Instagram diciéndole que me gustaba desde que lo vi por primera vez anotando ese gol en el mundial, maldita sea para la próxima rompo el maldito teléfono.

Hoy me tocaba grabar un video con él, si con él, es que mi suerte era peor que yo jugando futbol, en conclusión, una mierda.

Tú puedes.

Solo debemos tocar la puerta y sonreír.

Como dijo Mateo, toca la puerta, dale una mirada coqueta y entra, todo es por la nota de proyecto.

¿Cómo carajos le hacia una sonrisa coqueta?

Tome mucho aire, me arregle el cabello y toque la puerta de la habitación, joder como odiaba a todos. La puerta se abrió y toma mi valentía se fue.

-Hola, ¿pasa algo? - pregunto confundido.

-Uhm, hoy nos toca grabar - solté de golpe.

Primero se saluda, maleducado.

-Pues pasa, ehh...perdón por el desorden no encontraba mis audífonos - explico.

- Mi habitación esta igual y es por Gavi así que no tengo problemas.

Diosito que no se acuerde de la fiesta.

Te tengo fe.

- ¿No te acuerdas de nada? - pregunto.

- No, estaba demasiado ebrio.

- Supongo que es mejor, ¿sabes?, no tengo ningún problema con los de tu comunidad, pero soy hetero y tengo novia - dijo pasándose una mano por la nuca.

- Tranquilo, no eres y tampoco serás mi tipo.

- Es bueno saber eso, tu mensaje me dejo preocupado - dijo soltando una risa nerviosa.

- Vamos a aclarar un par de cosas, primero no me gustas, segundo estaba ebrio y tercero no me caes bien así que terminemos rápido - dije sentándome.

- Que carácter castañito - dijo sonriendo.

- Vuelve a llamar así y te dejo sin hijos, imbécil.

Este imbécil no me conocía enojado.

-Iré a bañarme para salir a grabar - dijo entrando al baño.

Un encuentro inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora