capitulo dieciseis (this town)

18 0 0
                                    

Idas y venidas.

Si pudiera clasificar mi historia con Robín la clasificaría así. A veces estaba, a veces no. A veces permanecía, a veces se alejaba. Eran más las idas que las venidas.

Y cuando todo era bueno, cuando el resto del mundo estaba en blanco y negro y nosotros gritando el color, recuerdo haber pensado ¿estamos fuera de peligro?

Pero nunca era así, los arboles si eran montruos.

Nunca había estado tan feliz en mi vida, nunca me había sentido de esta manera con alguien más y para ser sincera sé que nunca más volveré a sentirme así, no con esta intensidad, no con esta profundidad, no con todo este amor dentro de mí. Y me odio por eso.

Odio que seas tú, odio amarte, odio quererte, odio anhelarte, pero más que nada odio que tu no lo hagas también.

Observe a Robín mientras se mantenía abrazado a mi cintura, no teníamos que decir algo, solo la música estaba de fondo.

¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que nos rompamos el corazón? ¿Cuánto tiempo tardaremos en llegar a nuestro punto más débil y destruirnos? ¿Cuánto tiempo se necesitará para ya no volver a hablarnos?

Ojalá esas preguntas hubieran rondado en mi mente en ese momento, sin embargo, fueron remplazadas por "él es el indicado, es él, no hay nadie más" ojalá no hubiera pensado eso, de esa manera hubiera sabido la respuesta a las preguntas anteriores.

Cinco meses era la respuesta, cinco meses bastaban para destruir casi cinco años. Cinco años en los cuales nunca estuvimos fuera de peligro.

Pero no puedo volver al pasado y saber las respuestas, solo puedo estar aquí y contarlo.

Julio.

Mis sentimientos hacia Robín crecían cada vez más con el tiempo, aunque desde que lo conocí se sintió como si yo ya sintiera tanto por el, solo que el pasar de los días lo intensificaban, el me retaba, el me desequilibraba con una mirada, con un mensaje, con solo escuchar el tono de su voz yo ya estaba perdida, perdida en la esperanza de todo.

Esta vez me había quedado a dormir en casa de Julieta, solo estábamos ella y yo.

Ella estaba empezando una relacion con un chico, mientras la veía sonriendo al teléfono enviando mensajes anhele estar en esa situación, anhele tener alguien a quien contarle cada mínima cosa que sucede en mi día.

Hacia un tiempo que Robín y yo habíamos dejado de hablar muy seguido, él estaba pasando por una situación complicada en su familia, lo extraño, pero no quería ser egoísta y tratar de hablar más con el sabiendo que su familia lo necesita más que yo en este momento. Él sabía que yo lo apoyaba, no necesitaba decírselo, él lo sabía.

—Me gusta verte así— mencioné con una sonrisa en el rostro hacia Julieta.

—¿Así como?— volteó a verme.

—Así, feliz, enamorada— expliqué.

Ella esbozo una sonrisa, observó su teléfono por unos cuantos segundos y volvió a mirarme nuevamente.

—Así luces tú cuando hablas con Robín.

—Por supuesto que no— negué, seguramente mis mejillas ya estaban rojísimas.

—¿Qué no? pero mírate, se te ilumino toda la cara en cuanto mencione su nombre.

—No, solo es mi amigo— negué.

—Clara, todas ya sabemos que te mueres por Robín— me observó seriamente.

—Morir es una palabra muy sería.

para Robín, con minúsculas, Clara.Where stories live. Discover now