Capítulo 22

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Esta era una mala idea. La peor decisión que podía tomar. Estaba parado frente al edificio de Jaekyung, había recibido una llamada donde le pedía que fuera a su pent-house por un masaje de relajación y Dan deseaba poder decirle no. Una cosa era pasar el tiempo en el gimnasio y el consultorio, donde Dan sabía no estaban solos, y otra totalmente diferente, entrar voluntariamente a la casa de Jaekyung en el nivel más alto de un edificio de casi cincuenta pisos donde su única escapatoria sería brincar por uno de los ventanales o amenazar con lanzarse por el balcón. Estaba siendo dramático e intenso, pero Dan creía que lo haría si era necesario.

Había decidido ignorar el latido de su corazón y los nervios que hacían temblar sus manos. Entraría, daría el masaje como la vez anterior y regresaría a su casa sin haber cometido una estupidez. Pero, ¿Quién le garantiza que no terminarían como en su apartamento? ¿o haciendo realidad lo que cada noche soñaba? No estaba seguro de si quería salir de ahí con la ropa en su lugar o los labios tan hinchados que el dolor no lo dejara pensar. Y Dan estaba cansado. Demasiado cansado de no entender lo que sentía ni lo que quería. Demasiado cansado de no tener los labios de Jaekyung sobre los de él. Demasiado cansado de no poder pensar en otra cosa que no fuera el frío en su piel desde que Jaekyung lo dejó de tocar. Demasiado cansado de no ser correspondido.

En el recibidor, se acercó hasta la barra de recepción donde la misma muchacha de la vez anterior le sonrió, expectante, rodeada de las paredes blancas, las decoraciones blancas y las luces blancas. Se sintió expuesto de nuevo. No había gente esperando en los sillones, solo estaban Dan, Leonor y los dos guardias de seguridad en la entrada.

—Buenas noches, bienvenido a The Loft —canturreó las mismas palabras que Dan había escuchado la primera vez que estuvo ahí—. ¿En qué puedo ayudarle?

—Vengo a ver a Joo Jaekyung —habló nervioso sonriéndole, creyendo que sería suficiente. La muchacha sólo le observó y Dan recordó que no se había presentado. Era arrogante de su parte creer que lo recordaría. ¿Cuántos chicos más venían al pent-house de Jaekyung? ¿Era él el cuarto en la semana? ¿Habría alguien arriba con él? —. Soy Kim Dan

Leonor asintió, el cabello balanceándose en la coleta alta. Tecleó algo en la computadora frente a ella y asintió cuando encontró lo que buscaba.

—Sí, adelante —escribió rápidamente en un papel lo que Dan sabía era el código para acceder al último piso, lo tomó cuando lo deslizó por el mármol—. Le está esperando.

—Gracias.

Caminó al elevador y esperó a que bajara a su encuentro. Dan no podía recordarlo con certeza, pero la combinación de números le resultaba familiar. ¿Era la misma? Las puertas de metal se abrieron y Dan entró, presionando el botón correspondiente y tecleando el código. Cuando el elevador ascendió en un movimiento, Dan guardó el papel en su pantalón.

Mientras esperaba en el elevador, Dan supo que el temor y ansiedad en su estómago se debían en parte porque no sabía qué iba a encontrar cuando entrara. ¿Estaría de nuevo el chico de la vez anterior? ¿O sería aquel que Jaekyung conoció en la sesión con Calvin Klein? ¿U otro chico con cuerpo perfecto y cara aún más perfecta? ¿Los chicos con los que salió en año nuevo? Dan no entendía sus sentimientos. Estaba celoso solo pensando en Jaekyung besando y teniendo sexo con alguien más cuando Dan se moría por tenerlo dentro. Pero no quería eso. No quería lidiar con el problema de tener un enamoramiento con Jaekyung, tan inalcanzable e imposible.

Tragó cuando las puertas se abrieron al pent-house. Estaba prístino y limpio, los únicos zapatos en la entrada eran los tenis que había visto a Jaekyung usar y un abrigo negro colgado en el perchero. No había ropa tirada en el suelo y el sillón frente al pasillo parecía no haber sido usado. Eso no podía significar nada, tal vez habían mantenido su calentura lo suficiente para llegar a la habitación de Jaekyung.

Jinxed JawWhere stories live. Discover now