14. DÍSELO

1.9K 94 99
                                    

Eda Yıldız

El timbre suena con fuerza en plena mañana de sábado, arruinando por completo lo que tendría que estar siendo mi día de desconexión. Si me apuran un poco, podría extender esto a una semana completa sin querer saber nada de nadie porque... porque... ¡Joder! Esto es una mierda. La sensación de vacío en el pecho solo crece y crece con cada hora que pasa, pero no mejora. Nada parece mejorar la tristeza que me causa la idea de no tener a Serkan Bolat en mi vida después de cinco largos años dependiendo de su presencia para sentir mi día completo.

¿Ahora? Ahora se terminaron los mensajes por las ventanas o tan siquiera verlo deambular de un lado para otro mientras habla por teléfono. Adiós a las galletas que cambian vidas o la mirada color jade que consigue devolvértela. Y es una mierda, una completa mierda que no entiendo.

De nuevo, el timbre hace que levante la cabeza del sofá.

—¡Ya voy! —grito con todo el mal humor que no sabía tener en mí— ¡No hace falta quemar el timbre para llamar mi atención!

Salem me mira de mala manera cuando me siento, teniendo que moverse a un lado para cambiar la posición. Mis pies se arrastran por el suelo y aprieto la bata al sentir el frío calar mis huesos. 28 de noviembre, ¿qué otra cosa podría esperar?

28 de noviembre. Ya han transcurrido 9 días desde mi despedida con Serkan y se siente como si hubiesen pasado meses. ¿Cómo de lento va transcurrir el tiempo ahora que deseo que corra a toda velocidad?

Recuerdos del día en el que Serkan apareció en mi apartamento por primera vez me golpean con tanta dureza que tengo que apretar el pomo con fuerza y cerrar los ojos para inhalar una bocanada de aire. Es como si estuviera en cada lugar al que miro o cada palabra que sale de mis labios. Escondido. A la espera de aparecer con una de sus estúpidas ideas.

Abro los ojos y presiono la manilla con decisión, impidiendo que vaya a ganar la batalla por duodécima vez desde que he salido de la cama. No más Serkan porque así lo decidí cuando acepté el hecho de no poder quererlo. No más Serkan incluso si ahora dentro de mí se siembre la duda de... no quiero ni pensarlo.

—¿Por qué has tardado tanto en abrir? —Archer entra en mi apartamento como un vendaval dispuesto a arrasarlo todo. Casi parece más agitado que aquella vez que pensó que lo dejaría plantado para ir al partido de los Chiefs.

—Han sido, literalmente, dos minutos. —Aprieto la bata contra mi cuerpo para cubrirme del frío de la puerta aún abierta.

—No, Eda, ha sido un maldito mundo entero —pasa la mano por su cabeza, comenzando a reír para después fijar la vista en mí—. Ha sido un mundo desde el momento en el que ayer por la noche hice el mayor hallazgo visto por el hombre hasta la fecha, así que deja que me queje cuando digo que has tardado un universo entero.

—Quizás en otro sea más rápida... —lo susurro por lo bajo, recibiendo otro pinchazo de dolor en el pecho al recordar los multiversos en los que Serkan y Eda pueden estar juntos o no.

—Eda... ¡Eda! —solo cuando deposita la bolsa de papel en el suelo es que me doy cuenta de ella, pero no demasiado, porque en dos zancadas está sujetando mis brazos con una sonrisa dulce en su cara— ¿Cómo puede tener a la mejor amiga del mundo y a la vez la más ciega de todas? De verdad, das una ternura....

Abro la boca para responder, pero el abrazo de Archer me sorprende, así que mantengo los brazos hacia abajo sin saber cómo reaccionar. ¿Qué ha desayunado este hombre? Quizás son los efectos secundarios de estar enamorado, porque en todos los años en el que lo conozco, jamás ha actuado tan raro como hasta la fecha.

—¿Estás... bien? —lo pregunto con lentitud y duda— No pareces estar bien, tal vez tenga que acompañarte al médico y... podemos llamar a Sophie por el camino o a tus padres y...

SIMPLEMENTE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora