8. LUGAR SEGURO

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Eda Yıldız:

La claridad del día entra por la ventana que anoche olvidé cerrar al regresar a la habitación. Serkan parece ser inmune a cualquier atisbo de claridad porque duerme como un tronco, pero yo me despierto ante el mínimo rayo de luz. De ahí que haya pasado los últimos quince minutos con los ojos abiertos, observando cada rasgo en el rostro relajado del hombre con el que he pasado la noche, y no de la forma en la que esperaba.

Nuestras piernas están enredadas. Es la única parte de nuestros cuerpos que está en contacto, pero me sigue pareciendo una posición tan íntima que no me veo con fuerzas de hacer algún movimiento para cambiarla. No quiero cambiarla. Ahora mismo solo quiero enterrar la cabeza en la curva de su cuello y que me abrace contra su cuerpo. Pasar el día enredados en el uno en el otro... como si eso fuese posible.

¡Buff! Necesito más tiempo. Mucho más tiempo. Lo ocurrido ayer fue solo un atisbo de lo que podría haber pasado de no ser interrumpidos, y ahora siento que no es suficiente. Quiero pasar descubriendo cada zona de su piel con los labios, sentir el tacto de sus manos sobre la mía, escucharlo gemir de placer y...

Mis mejillas se tiñen de rojo y una descarga placentera llega al centro de mi cuerpo. Hace calor, ¿no? Levanto la mano y la acerco al rosto de Serkan para acariciar sus labios con dos dedos, una caricia lenta y casi imperceptible, o eso creo yo, porque la boca de Serkan se abre para intentar morderlos de una manera graciosa que logro esquivar.

—¡Serkan! —me quejo, pero estoy sonriendo como una idiota al ver que él también lo hace, aún con los ojos cerrados por completo— Se suponía que tenías que estar durmiendo...

—Se suponen muchas cosas, bruja.

Las manos de Serkan encuentran mi espalda, tirando de ella hacia él para quedar completamente unidos, así que suspiro y cumplo mi fantasía de enterrar la cara en su cuello. Ni tan mal. Al menos he podido cumplir uno de mis últimos deseos junto a este hombre.

—Si mal no recuerdo, dijimos que cuando saliera el sol, volveríamos a ser los enemigos en los que nos hemos convertido durante estos últimos cinco años —susurro contra su piel, sintiendo con complacencia que el vello se erice por ello—. Esta no me parece una buena forma de retomar el camino a hace una semana.

—Eso lo dirás por ti, porque yo aún no he abierto los ojos, así que no hay forma posible de que las cosas puedan terminar —sus labios rozan mi oreja y me contengo de gemir en voz alta, pero vuelve a lanzar otra descarga a mi centro—. Por eso mismo, mientras no abra los ojos, seguimos dentro del pacto que hicimos durante el día de ayer.

—Has encontrado los huecos del contrato y son totalmente válidos. —Me río, también colocando las manos en su espalda desnuda. Inhalo ligeramente para que el olor a vainilla invada mis sentidos, después suspiro con tranquilidad.

—Soy un genio.

—No creo yo eso...

—¿No? —se ríe, comenzando a mover una de sus manos hacia la parte baja de mi espalda— Yo creo que he sido bastante inteligente.

—Inteligente no es la palabra que yo utilizaría.

La mano de Serkan ha levantado mi camiseta, así que ahora sus dedos han entrado en contacto directo con mi piel, despertando cada centímetro de mi cuerpo.

—¿Y cuál es la palabra que la futura famosa escritora, Eda Yıldız, me otorgaría?

—A lo mejor... —la mano de Serkan está ascendiendo por el interior de mi camisa, descubriendo a su paso que no hay sujetador que poder rozar. Trago saliva de manera audible, y eso le gusta, porque siento su mandíbula moverse en una sonrisa contra mi cabeza—... aprovechado. Sí, esa es palabra. Aprovechado de la situación.

SIMPLEMENTE TÚWhere stories live. Discover now