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Sentí mis ojos pesados, intentaba oír con atención lo que el profesor está explicando, pero no logro concentrarme por el sueño que siento. Miré a mi lado para preguntarle a Obito si ha entendido desde el inicio, pero él sí esta dormido. Recargue mi cabeza sobre mis brazos observando la clase, ya que él está dormido, debo de prestar atención para después explicarle lo que el profesor ha dicho.
—Así que pronto serán asignados a un equipo Genin —Informó con una sonrisa orgullosa—. Solo deberán presentar el exámen final y estarán graduados.
El examen final. Sé que debemos presentar un jutsu y si lo conseguimos con mucho éxito, entonces nos entregaran una banda de regulación con el logro de la aldea y así seremos asignados a un equipo que en su mayoría son conformados por tres personas.
Después de que nos hablara más sobre eso y sobre el día en que presentaremos el examen nos dejó ir. Todos salimos de la academia y de la tortura de las clases.
—Al fin seré un Genin —suspiró emocionado, mirando el cielo con emoción—. Impresionaré a Rin y superaré a ese tonto Bakakashi.
—¿Kakashi? —lo miré al oír ese nombre.
Desde que entramos a la academia, Obito ha tenido cierto rencor hacia el de cabello plateado debido a muchas cosas, pero la más importante es que tiene la atención de Rin, aunque él se haya graduado desde hace mucho denos academia. En realidad no pasó mucho tiempo con nosotros, al parecer era tan inteligente que se graduó mucho antes que cualquiera.
—¿Lo has visto últimamente?
—Un par de veces, oí que tiene muchas misiones.
—Yo no lo he visto desde hace un año, aunque ni siquiera me importa —me crucé de brazos restándole importancia—. Podemos ir a comer a Ichiraku.
—No, mi abuela cocinará hoy y dijo que te invitara. Vamos —tomó mi mano llevándome con él—. Se pondrá feliz de verte.
—¡Entonces corre! —tiré de su mano corriendo juntos hacia el distrito Uchiha.
—Espera, mira —señaló algo a lo lejos.
Vi en esa dirección encontrando a alguien caminado con tranquilidad por las calles de la aldea. Al principio no supe quién era, pero ese color de cabello era inconfundible, así que entendí que se trataba de él.
—¿Ese es Kakashi? —murmuré sorprendida.
Él giró hacia nosotros tras darse cuenta de que lo veíamos, lo primero que pudimos hacer fue apartar la mirada fingiendo que estábamos hablando entre nosotros. Sentí mi rostro caliente, aunque no supe si era por la vergüenza o porque él se veía muy diferente a la última vez que nos vimos por la calle.
