Incondicional

33.

Cuando me di cuenta que no estaba en la lista inmediatamente entendí lo que estaba pasando, los Lanzani mayores casi dueños de esta ciudad jamás aceptarían que su nieto estuviera de novio con una mujer que estuvo en boca de todo el pueblo durante meses, nunca me sentí así de humillada, creo que ni siquiera en el momento que entré a ese lugar o cuando salí y tuve que hacerme cargo de lo que hice ¿Por qué me hacían esto ahora? ¿Por qué cuando estaba llena de dudas y ansiedad? ¿Con qué fin? Nunca le hice nada malo a su nieto, ni menos a su familia. Mientras aguantaba las ganas de llorar parada en esa vereda con mi vestido y peinado top, llamé a papá para que me sacara de ese lugar, por suerte estaba muy cerca y llegó en 2 minutos, subí rapidamente

—¿Pasó algo? —preguntó preocupado

—Avanza por favor —dije con una sonrisa, el me hizo caso rapidamente— quiero salir de acá —suspiré muy agobiada y en ese momento comenzaron a escaparse las primeras lagrimas

—¿Pelearon con Peter? —preguntaba sin entender— hija, ¿me puedes decir algo? ¿Qué pasó? —insistió— me estas preocupando mucho, por lo menos dime que te hicieron? —no respondí nada porque no podía hablar en ese momento, además si le decía a papá no sabía cómo iba a reaccionar o podía darles la razón porque él admiraba demasiado a esta familia de ricos o tomárselo de mala manera, era una persona impredecible

—Dame un segundo —dije con una leve sonrisa, mientras me limpiaba las lágrimas— no es nada del otro mundo, no te preocupes, lo mejor es que no asista a estas cosas y punto

No volvió a preguntar, manejó en completo silencio, llegamos a casa y entré corriendo abracé a mamá y rompí en llanto

—No me mires así, no tengo idea que le pasó. No habló nada en todo el camino, yo los dejé en la fiesta y en menos de cinco minutos Lali me pidió que la vaya a buscar, he tratado de averiguar qué pasó pero lo único que hizo todo el camino fue llorar —dijo papá

—Hija —dijo mamá mientras me acariciaba— Por favor, habla conmigo —me tomó la cara con ambas manos— dime qué pasa

—Creo que los abuelos de Peter decidieron que no asista a la fiesta y no nos avisaron —dije muy triste mientras mamá me limpiaba las lágrimas— llegamos ahí y le dijeron a Peter que no estaba en la lista, pobre... no sabía que hacer, me pidió que espere pero yo quería salir corriendo de ese lugar, no quiero ver a ninguno de ellos —mamá me dio un abrazo— fue muy humillante mamá —le dije bajito, en ese momento sentí una mano extra en mi espalda, se trataba de papá

—Se piensan que porque tiene dinero pueden humillarnos de esa manera, porque son los dueños de este pueblo de mierda —dijo enojado, discurso completamente diferente al que alguna vez escuché cuando salí de rehabilitación— tu no estás sola mi amor, acá están tus padres para defenderte de todo lo que sea necesario

—Gracias —sonreí y le di un abrazo también— ahora entiendo a lo que se referían con la humillación que hice pasar a mi familia, parece que no importa lo que haga para estar bien, es algo que me va a seguir por siempre —mamá negó llorando— nunca van a dejar de verme como una mujer con problemas de alcohol, llevo un montón luchando con esto, con mi cabeza, con todos mis miedos, pero que importa? Si para siempre voy a ser eso

—No digas eso mi amor —dijo mamá limpiándome las lágrimas— con papá sabemos el esfuerzo enorme que estas haciendo para estar mejor, no podemos estar más orgullosos de ti, verdad? —miró a papá que asintió, cuando lo miré también estaba llorando

—Voy a subir a cambiarme, si alguien viene no quiero ver a nadie por favor —dije muy triste— aunque sea Peter, díganle que volví a casa

—No te preocupes —dijo papá— no voy a permitir que vuelvas a pasar por esto mi amor —sonreí y subí a mi habitación, me cambié de ropa rápidamente, cuando me estaba terminando de poner pijama, escuché que llegó un auto, miré desde lejos para que no me vieran por la ventana, se bajó Ursula acompañada de Peter, entonces abrí la puerta de mi habitación y caminé por el pasillo.