Caminamos en silencio hacia las mesas de Poker en una de las esquinas del lugar. Este lugar es horrible, no se parece en nada a esos casinos de la televisión, las paredes son negras y la iluminación es casi nula. Parece sacado de una película de terror y no me gusta nada saber que Aura anda dando vueltas por ahí sin saber en dónde se está metiendo.

Me sorprendo al encontrarla de pie detrás de un chico de cabellos y ojos oscuros que tiene mal aspecto.

-Logan, ya basta- dice, tira de su camiseta para levantarlo pero el chico no le hace ni caso-. Fue suficiente por hoy, vámonos.

-Una última partida, princesa- pide el chico.

¿Princesa? ¿Es lo mejor que se le ocurre? Paf, que apodo más ridículo.

-Estoy bastante segura de que ya no te queda efectivo- replica.

La mesa está prácticamente vacía cuando tomo asiento frente al chico de forma brusca obligándola a levantar la mirada hasta encontrarse con mis ojos. Me estudia con los ojos entornados intentando descifrar algo en mi rostro mientras sigue intentando sacar de aquí. Hugo se sienta a mi izquierda y presencia la escena con interés, un señor de mediana edad no despega la mirada de su teléfono ignorando la escena al completo.

-Prestame un poco ¿Va?

-No, Logan, nos vamos ya o me voy sin tí- amenaza con la cara arrugada en rabia. Es tierna cuándo intenta verse amenazante.

-No te atreverías.

-No me retes- escupe con una ceja enarcada.

No entiendo nada. ¿Aura no está saliendo con el desgraciado de Aren? ¿Que hace aquí, con un chico borracho que claramente tiene un problema con el juego, actuando cómo si fueran algo? Estoy más confundido que Anne cuándo rompí con ella de la noche a la mañana.

¿Acaso eran amigos? ¿Por qué una chica cómo ella estaría en un lugar cómo éste por un amigo? Ni siquiera parece de la clase de chicas que tenga amigos, tiene pinta de lobo solitario.

Esta chica es toda una caja de sorpresas.

-¿Juegas o no?- me escucho decir mirando al chico pelinegro, aunque toda mi atención esté en ella.

-No tiene dinero- responde y sigue intentando levantarlo sin éxito. Justo lo que quería, llamar su atención.

-Ella me va a prestar- se apresura a decir el chico-. Y luego nos iremos- la mira y entiendo que estos dos se conocen lo suficiente cómo para comunicarse con la mirada cuándo algo en ella se suaviza y suelta un suspiro antes de buscar algo en su bolso.

Será estúpida. Le va dar el dinero.

Deja un fajo de billetes de cincuenta en la mesa y lo mira con las cejas enarcadas.

-Mas te vale no perder- amenaza-. Ese es el dinero de la renta del piso.

¿Piso? ¿Vivían juntos? No lo creo, este chico tiene pinta de ser el típico hijo de papi y mami que no hace más que derrochar el dinero que no se ha ganado. Y ella... Bueno, no parece ni tiene la edad para ser la clase de mujer que mantiene a un hombre.

Entonces... ¿Cuáles eran sus motivos para pagar un piso sino llegaba a los dieciocho años? ¿No vivía con sus padres? Estoy perdido, demasiado perdido.

La partida comienza y me cuesta un poco cogerle el ritmo al principio ya que mi cerebro sigue procesando sus palabras y su mirada de temor a la mesa antes de recoger sus pasos sin dirigirme una sola mirada.

Jugar al póker es... relativamente fácil una vez conoces todos los trucos para hacer trampa sin que tus compañeros se den cuenta. Aunque todo lo que hago es perfecto, sino voy a hacer algo que sobresalga mejor no hago nada. Y no estoy acostumbrado a no hacer nada.

Prohibido Enamorarse Where stories live. Discover now