Capítulo 6

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Cuando tengas una duda, evita quedarte con la lengua muda.

—Entonces... ¿El protagonista no será el villano? Qué estafa.

Marlen empujó sin mucho tacto la cabeza castaña de Everett, que llevaba ya varias veces asomándose para curiosear todo lo que habíamos apuntado en la pizarra de la mesa. Solté un bostezo, ¿qué hora era? Cerca de las tres de la tarde. Habíamos pasado toda la mañana planeando el inicio de nuestro cómic, la trama y los personajes. No era una tarea sencilla, en especial cuando la primera fase del concurso estaba casi a la vuelta de la esquina.

—Vale, ¿alguien puede decirle qué él no tiene derecho de opinar en esto? —se quejó Marlen cuando Everett volvió a asomarse para leer lo de la pizarra.

—¿Y por qué no? —El chico la miró mal—. Como una persona externa, podrían considerarme su público y mi opinión les resultaría valiosa.

—Sería valiosa si no dejaras de parlotear sobre puras tonterías —le riñó Marlen con los brazos cruzados.

Parecía que pasar toda la mañana cerca de Everett, que revoloteaba como un mosquito molesto, había sido más que suficiente para que la chica de los tatuajes decidiera que ya no le gustaba tanto. En su lugar, lo miraba con una mueca de fastidio.

—Vete ya, ¡que nos estás distrayendo!

—¿Yo? —se señaló a sí mismo—. ¡Pero si soy más que encantador! ¿o no, Aless?

Asentí con la cabeza, intentando ocultar una media sonrisa. Era divertido ver cómo Marlen se irritada por los comentarios de Everett. Hasta donde había visto en los últimos días, era una chica muy paciente con casi todo el mundo.

—Este es tu apartamento, así que me toca decir que sí —respondí, a lo que él me puso mala cara.

Luego se giró hacia Marco con un puchero triste, como si se tratara de un niño acusándose con su padre.

—¡Mira como las mujeres solo me buscan por interés!

Marco puso los ojos en blanco y negó con la cabeza, llevándose una mano al puente de la nariz. Su paciencia debía ser mínima. Al final, fue Marlen quien respondió mirando al castaño con una ceja enarcada.

—Para ello, tendrías que tener dinero, por lo menos.

Everett chasqueó la lengua y se giró a mirarla con un gesto ofendido.

—Por si no lo has notado, soy un hombre muy guapo. Así que el dinero no lo es todo cuando hay un gran físico.

—Estoy segura de que el dicho no va así —Arrugué la nariz.

—¿A que no soy sexy? —interrogó Everett mirándome con un puchero tierno—. ¿Verdad que lo soy?

Le puse mala cara. Podía entender a Marlen, ya que hasta a mí estaba comenzando a desesperarme.

—No eres mi tipo —concluí.

—¿Y cuál es tu tipo?

No me pasó desapercibido que preguntaba aquello mirando fugazmente a Marco con una sonrisita. El chico de lentes permaneció callado y con la mirada lejos de nosotros como lo había hecho hasta ahora, pero tuve la extraña sensación de que estaba escuchando porque dejó de escribir lo que sea que estuviera anotando en su libreta.

Lo que nunca seremos✔️Where stories live. Discover now