Capítulo 14

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Si Riley no podía creerse lo atractiva que está Rachel con los bikinis de los días anteriores, el de hoy simplemente la deja sin palabras. Rachel es preciosa de pies a cabeza, pero por algún extraño motivo, llevando ese bikini, alcanza niveles casi inhumanos. Su piel bronceada, esas largas y estilizadas piernas, su plano vientre y esos pechos que tanto le gustan...

–¿Estás bien? –le pregunta Rachel atándose un pareo a la cintura.

Riley coge aire y lo deja salir, suspirando.

–Sí, no he estado mejor en mi vida –responde aún sin quitarle los ojos de encima.

–¿Quieres que te traiga un cubo?

La pregunta descoloca a Riley que la mira confusa.

–¿Un cubo?

–Sí, para recoger tus babas –bromea ella.

–Ja, ja y ja. ¿Cómo puedes ser tan creída?

Rachel la mira con expresión de incredulidad antes de soltar una carcajada.

–No me puedo creer que lo intentes negar. Estabas devorándome con los ojos.

–Vale, culpable, lo admito. Estás buena. No, no, perdón, estás buenísima. Es involuntario –admite atrayéndola hacia su cuerpo. Rachel ríe y sus mejillas se colorean.

–Gracias, rubia.

Las manos de Rachel empiezan a deslizarse desde sus hombros hasta alcanzar rápidamente su trasero.

–¿No quieres ir al luau? Es el último día.

–¿Y no prefieres celebrarlo en privado? –Rachel se muerde el labio y a Riley se le empieza a hacer cuesta arriba rechazarla.

–Tendremos tiempo para eso más tarde...

–Bien –Rachel da un paso hacia atrás y alza las manos –respetaré la programación de hoy, capitana.

Riley ríe y sacude la cabeza haciendo un gran esfuerzo por no saltarle encima. Ese capitana casi le provoca un ataque al corazón.

–Eres un peligro, nena.

–Tú eres la que me va provocando.

–¿Yo? –pregunta Riley señalándose a sí misma.

–No pensarás en serio que soy la única que se ve increíble en bikini. Si no he podido apartar las manos de ti en todo el viaje es por algo.

–Nah... exageras.

–No, que va. Eres la rubia más guapa con la que he salido nunca.

–¿Has salido con más rubias? –pregunta Riley mientras salen de la habitación.

–Emm... unas cuantas.

–¿Cuántas?

–No quieres saberlo –bromea Rachel.

–¡Claro que sí!

Como siempre, los dimes y diretes nunca terminan entre ellas.

–¿Qué puñetas...? –empieza Rachel al ver que no hay nadie más en el lugar salvo ellas y que más que un luau es una sala de masajes al aire libre al estilo hawaiano. –¿Qué estás planeando?

Riley sonríe y se encoge de hombros.

Una chica ataviada con la parte superior de un bikini color rojo y una falda de hojas de palmera se acerca a ellas con un par de cocos abiertos, cada uno contiene un cóctel, sin alcohol para Rachel.

–Dios mío, ¿esto lo has planeado tú? –pregunta Rachel sin llegar a creerse lo que ven sus ojos. El ambiente es espectacular. Se siente en el paraíso.

Law and Fire - Leyes y FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora