Capítulo 6

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Riley se obliga a arrastrarse fuera de la cama, envuelta en la colcha, para ir hacia la puerta de su piso. Todos los huesos del cuerpo le duelen, moverse es una verdadera tortura, y hacía tiempo que no tenía una jaqueca de este nivel. Está segura de que el maldito Tim ha sido el culpable de su gripazo. Ese moqueo constante no era normal y aunque le animó a irse a casa en varias ocasiones, no fue hasta el tercer día que decidió cogerse unos días para descansar.

Riley se mueve todo lo rápido que puede, pues teme que le vaya a estallar la cabeza a causa del incesante ruido del timbre.

Maldice a quien sea que esté tras la puerta y la haya obligado a salir de su confortable cama.

Abre la puerta de un tirón y se queda paralizada en el acto al ver quién se encuentra frente a ella. Inmediatamente quiere huir y esconderse bajo la colcha. Tiene una pinta horrible, el pelo sucio y despeinado y unas ojeras marcadas mientras que Rachel está deslumbrante, como siempre.

–¿Qué haces aquí? –pregunta con voz ronca.

La sonrisa de Rachel se atenúa ligeramente ante el tono de Riley.

–Te traigo sopa. ¿No decías que te morías por un poco de sopa caliente?

–Sí, pero no pensaba que fueses a traerla. No...

–¿Vas a dejarme entrar? –pregunta manteniendo la sonrisa.

Riley sopesa por unos instantes la idea de coger la sopa y cerrar la puerta, pero sabe que será un completo error del cual se arrepentirá más tarde, por lo que da dos pasos hacia atrás y deja entrar a la morena.

–Lo siento. La casa está hecha un desastre. Yo estoy hecha un desastre –la voz rasposa de Riley hace que Rachel le dedique una mirada tierna.

–Vamos, te acompaño a la cama.

–No creo que pueda hacer nada ahora, Rachel –murmura Riley.

Su acompañante se detiene de pronto y empieza a reír.

–No he venido a aprovecharme de tu vulnerabilidad, boba, tan solo he venido a cuidar de ti. Es lo que hacen las amigas, ¿no?

Por algún extraño motivo, la palabra amiga hace que Riley frunza el ceño. ¿Le molesta que la llame amiga? No. Es lo que son. Por supuesto que es lo que son. Amigas.

–Perdona, no tengo la cabeza donde tiene que estar.

Si tenía motivos para querer desaparecer bajo tierra, ahora tiene unos cuantos más.

Rachel vuelve a reír.

–No, no. Me alegra saber que aún al borde de la muerte eres capaz de pensar en sexo. Es muy de mi estilo.

Riley ríe brevemente antes de empezar a toser.

Rachel la acompaña a la cama, la arropa y con las indicaciones de Riley, coge una bandeja del armario de la cocina, para que pueda llevarle sopa caliente a la cama.

–Te he traído también el antihistamínico que me has pedido.

–Gracias. Eres muy amable. No tienes por qué hacerlo y aun así...

La morena se encoge de hombros:

–No es lo mismo que salvarte la vida, pero algo es algo.

Riley sonríe de nuevo sin saber qué contestar.

Rachel espera a que Riley se tome la sopa y se quede dormida. Permanece sentada mientras le cuenta su día y el terrible dolor de cabeza que le va a suponer el siguiente caso que tiene entre manos hasta que sus párpados se cierran y la expresión de Riley se relaja.

Law and Fire - Leyes y FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora