Capítulo 36

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Hay varios tactos que una mujer disfruta, y definitivamente el de Evan es uno de ellos.
Sus manos grandes y fuertes saben cómo y en dónde tocarte.
Cuando llegamos a su auto de inmediato subimos a la parte trasera, yo no perdí tiempo y me senté sobre él, aún con la ropa puesta comencé a moverme en círculos y besarlo mientras él finalmente paseaba sus manos por mi cuerpo completo.
Al fin sus manos y las mías comenzaron a deshacerse de la ropa, claro que quede más que satisfecha con lo que estaba viendo, sencillamente indicado para mí.

- ¿Puedo? - Pregunté mientras me bajaba de él y me ponía a un lado para poder quedar justo frente a su miembro.
- Hermosa, todo tuyo -.

No lo pensé dos veces cuando introduje ese gran miembro y comencé a atenderlo como se merece.
Mi lengua recorría cada espacio de él mientras mis manos iban por esos lugares difíciles de alcanzar, aunque no me importaría no poder hablar mañana después de ésto.
Podía ver sus expresiones, es eso lo que más calor le daba al asunto, no necesito palabras para saber y estar segura de que lo está disfrutando, y mucho.

- Nada se le va a igualar a esa boquita, tenlo por seguro - Dijo con la respiración acelerada.

Eso bastó para que mi boca comenzará a dar embestidas, lo que me dejó escuchar gemidos condenadamente sexys salir de su boca, ¿Por qué no lo había visto antes?
Pasaron algunos minutos cuando Evan terminó en mi boca, me despegue de él y de inmediato me hizo sentar de nuevo sobre él para comenzar a besarme con ferocidad sin perder esa delicadeza que me estaba gustando.

- Eres un verdadero ángel, pero ahora me toca enseñarte lo que sé hacer - Mencionó.
- No perdamos más tiempo - Respondí.

Tomó un condón, me lo dió y sin más se lo coloque, entonces al fin me acomode para dejar entrar ese encantador miembro en mí.
Dios, llena cualquier parte de ti a tal punto de dejarte satisfecha y con ganas de más.
Sus manos fueron a mis caderas, las mías a sus hombros, me incline un poco y comenzamos a movernos en sintonía, que buen sonido.
Mis pechos quedaron muy cerca de su rostro, así que su boca los atendió demasiado bien.
Gemidos salían de mi boca mientras nuestras respiraciones se escuchaban aceleradas, parecía un concierto completo.

- ¿Te han dicho lo hermosa que eres y lo bien que te sabes mover? Porque yo podría repetirtelo una y otra vez -.
- Me encantaría escucharlo - Afirmé.

Me embestía una y otra vez y el ritmo era cada vez más rápido, a tal punto de que después de algunos minutos alcanzamos la cima deseada, que buen orgasmo acabo de tener.

- Mierda - Soltó mientras recuperaba la respiración y su cabeza se iba hacia atrás, excelente mi participación esta noche - Espero que Vélez no se moleste contigo - Dijo risueño.
- Descuida, la situación está manejada - Aseguré con una sonrisa.
- Perfecto, porque también espero que no sea la última vez que pueda verte -.
- No será la última vez, eso dalo por hecho -.

Me incline hacia él y volví a besarlo, siendo condenadamente bien correspondida.

(...)

- Ya sabes dónde estoy preciosa, nos vemos pronto - Sus ojos me miraban fijamente.
- Hasta entonces guapo -.

Dejamos un último beso en los labios del otro, y hasta que Evan me vio llegar con los chicos, despareció de mi vista.
La sonrisa en mi rostro era imposible de ocultar, ¿Y cómo por qué lo haría? Lo que pasó me gustó.

- ¿Ya de vuelta tigre? - Pregunté cuando me acerque a Christopher y mis ojos miraron fijamente los suyos.
- Desde hace un buen rato, de hecho - Dijo divertido - Por lo visto no perdiste el tiempo -.
- Para nada, definitivamente no lo hice, ¿Cómo te fue con la bonita rubia? - Inquirí.
- Condenadamente bien, ¿A ti? -.
- Igual, fue un boom de sensaciones - Aseguré.
- Espero que no por ello nuestro delicioso sacrificio se termine - Me miró expectante.
- ¿Bromeas? Eso no pasará, de ningún modo, a menos que quieras exclusividad y yo tenga que - Colocó un dedo sobre mis labios haciéndome callar.
- Tranquila nena, hay reglas y cosas que yo no rompo, y sé que contigo va en serio -.
- Te lo agradezco Chris, en serio lo digo -.
- Entonces ven acá muñeca -.

Sus manos me atrajeron hacia él de modo que mi cuerpo y el suyo quedaron con una cercanía tal, que podía sentir su respiración mezclarse con la mía.

- ¿Esta vez no vas a negarme tus besos por antes darme a la rubia? - Preguntó juguetón a lo que reí.
- Esta vez no, pero que quede claro que es porque quedamos a mano -.

Una de mis manos fue hacia su nuca y lo atraje hacia mí para poder besarlo, para poder sentir esos labios grandes y carnosos moverse al son de los míos, su lengua pidió permiso para entrar en mi boca, así que tampoco se lo negué, dejé que hiciera lo que más quisiera, ¿Qué podría negarle cuándo mi humor es el mejor? Además, no olvido que le debo algo.

- ¿Tienes ganas de seguir aquí o nos vamos a casa? - Preguntó mirándome a los ojos.
- ¿Recuerdas que te debo una sorpresa? - Cuestione.

Christopher asintió.

- Bueno, aquí es donde sucede - Dije.
- ¿De qué hablas? - Me miró curioso.
- Sígueme guapo -.

Tomé su mano y lo guíe hacia el lugar que Maira y Nia me dijeron que estaría listo para mí.
Estaba cerca de unas montañas, dónde la vista es preciosa, la verdad es que tener sexo al aire libre suena bastante loco y excitante, así que es justamente lo que vamos a averiguar.

- Vaya, vaya, increíble - Logró decir una vez que estuvimos enfrente de la sopresa.

Había preparado una frazada con todo lo necesario para estar cómodos, también había llevado una botella de vino para que la noche se pusiera aún mejor, el clima es perfecto para que nuestros cuerpos desnudos se dejen llevar por las corrientes de aire fresco que se puede respirar.

- ¿Te gusta? - Pregunté.
- Es realmente bonito, no imaginé que harías algo como ésto - Mencionó con una sonrisa realmente satisfecha en el rostro.
- Hay muchas cosas que todavía no imaginas, pero vamos, hay tiempo de sobra para hacerlo, ¿Cierto? -.
- Mucho tiempo, definitivamente lo hay - Aseguró.

|Sacrificio Sexual| Christopher Vélez Kde žijí příběhy. Začni objevovat