Ya no era una niña, tenía quince años, y la verdad es que bien puestos, en ese último año casi sin darse cuenta había desarrollado las características femeninas de toda mujer, le había crecido el busto, la retaguardia, y su pequeña estatura y pequeña cintura la hacían ver como una auténtica lolita, y aún más con lo que había hecho...

Los pasos de la morena resonaban solitarios entre la gran cantidad de pasillos, en camino del salón principal donde solían reunirse inusualmente todos los hermanos, cuando estaba tras la puerta, contuvo unos minutos la respiración antes de abrirla lentamente haciendo alzar la mirada a Reiji y Subaru, mientras los demás atendían sus distintas actividades.

-¿Que diablos hiciste con tú pelo? - preguntó de pronto Subaru bajando de golpe el brazo con el que iba a lanzar un dardo, haciendo que de pronto las demás miradas se posasen en la morena, que llevo instintivamente una mano a un lado de su cara para atrapar entre sus dedos uno de sus cortos mechones, desviando a su vez la mirada a la derecha ligeramente sonrosada.

-Nada fuera de lo normal, tú también te lo cortas - dijo inflando ligeramente las mejillas sin atreverse a alzar la mirada.

-Estabas bien con tú pelo, ¿porqué lo has tocado? - preguntó Shu desde su sofá sin abrir los ojos.

-Ni siquiera lo has visto, así que no des por sentado que me queda mal - masculló Sayumi cruzándose de brazos mientras fruncía levemente el ceño.

-Se te ve...extraña...pero igual se te ve linda, como siempre - dijo Kanato apareciendo a su lado, inclinado hacía delante para mirarla desde abajo.

-Arigato, Kanato-kun - murmuró está de vuelta con una pequeña sonrisa.

-Prefiero el pelo largo - bufó Reiji antes de levantarse, a la par que cerraba un libro con una mano.

-¿Dónde vas? - preguntó inevitablemente curiosa la morena, siguiendo las acciones de uno de los mayores.

-Al laboratorio, menos mal que hace poco diseñe un crece-pelo, pensaba utilizarlo para desarrollar plantas, pero supongo que valdrá - dijo con un suspiro mientras caminaba en dirección a la puerta apretando el tabique de su nariz entre sus dedos, mientras la morena apretaba los labios.

-¿Acaso...- murmuró recibiendo todas las miradas interrogantes de la habitación, manteniendo la suya clavada en las baldosas de mármol del suelo - ...acaso...no me veo bien así? - preguntó alzando la mirada al moreno con un tierno puchero y una mirada llena de decepción.

Algo dentro de ella se sentía rechazada y vulnerable, no sabía porqué las palabras de sus hermanos la habían herido tanto...porqué el no haber obtenido los elogios y miradas que quería la habían hecho sentirse tan triste y sola.

-Ese no es el problema Yumi-chan - dijo Laito acercándose lentamente a la morena con una sonrisa ladeada, antes de alzar la barbilla de la morena con un par de sus dedos - el problema es...que con ese corte de pelo será todo más difícil...-ronroneo entrecerrando ligeramente los ojos a la par que se agachaba ligeramente para rozar su naríz con la suya, tiñendo el rostro de Sayumi de un rojo candente.

-Ha-hai - exclamó antes de salir corriendo de la habitación en dirección al laboratorio, mientras Laito comenzó a reír aún con su mano alzada.

-Deja de acercarte a ella de esa manera - amenazo Ayato mirando al mayor de los trillizos con el ceño fruncido.

-No es tuya, ni de nadie todavía, así que aún puedo hacer muchas cosas más, hermanito - ronroneo el castaño cruzando los brazos detrás de la cabeza con los ojos entrecerrados y una sonrisa ladeada - además, no era del todo mentira lo que he dicho...ese peinado la hacía ver demasiado...apetitosa...-susurro apareciendo apenas unos segundos detrás de Ayato para susurrarle al oído, desapareciendo poco después para no recibir el golpe del pelirrojo.

The Little SakamakiWhere stories live. Discover now