6- Cumpleaños

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-¡Sayumi! - Medio gritó Ayato antes de abrir de golpe la puerta del dormitorio de la niña de diez años, la cual rápidamente escondió algo debajo de su almohada, haciendo que el pelirrojo frunciese el ceño y la pequeña se riese nerviosa - ¿Qué tie-...?

-¡Nada! - contestó rápidamente Sayumi con las mejillas levemente rojas e infladas, sabiendo que a Ayato esa respuesta no le valdría de nada.

-¿Entonces por qué lo has escondido tan rápido? - preguntó el pelirrojo acercándose lentamente, mientras, la niña apretaba con sus dedos aquello que tenía bajo la almohada.

-Por que no es nada...-murmuró la niña mordiéndose el interior de la mejilla, antes de suspirar rendida, alzando la mirada azul para enfrentar a la verde - por favor...es una sorpresa...llevó mucho tiempo preparándola...-dijo la niña haciendo que Ayato pusiese una mueca y apartase la mirada se ve demasiado tierna suplicando...pensó el pelirrojo antes de bufar y meter las manos en los bolsillos de su pantalón.

-De acuerdo...pero está noche me haces takoyakis - dijo dándole la espalda a la morena saliendo de su habitación con las mejillas levemente sonrojadas.

-Cuesta resistirse, ¿verdad? - preguntó Laito apoyado en la pared, al lado de la puerta cerrada de Sayumi, haciendo que Ayato lo mirase con el ceño fruncido - estoy deseando que llegue a la pubertad, es adorable ahora, como siempre lo ha sido, pero cuando sus hormonas se alteren...me recorre un escalofrío por todo el cuerpo solo con pensarlo - dijo el castaño abrazándose a si mismo con una sonrisa y las mejillas sonrojadas.

-¡Cállate! - bramó Ayato lanzando un puñetazo a la cara del castaño, puñetazo que esquivó sin problemas.

-Venga hermanito, no te piques - dijo Laito apareciendo detrás del pelirrojo, para cogerle de los brazos para casi rozar sus labios con su oído (Yaoii *^*) - no es complicado hacerle el amor a una mujer - dijo con burla haciendo que Ayato apretase con fuerza los dientes, zafándose del agarré para volver a lanzarle un puñetazo al castaño, el cual desapareció del pasillo dejando el eco de su risa.

Y es que el molestar a Ayato con ese tipo de temas, era el hobby favorito del mayor de los trillizos, a sabiendas de que en ese campo, entre los dos, él era el único que tenía experiencia con el tema, sí así es, a pesar de que el pelirrojo había tenido gran cantidad de novias sacrificadas, nunca llegó a reclamarlas por que no se mantenían con vida el tiempo suficiente, durante un corto periodo de tiempo, pensó que Yui sería la definitiva...pero ella prefirió acabar con su vida tirándose por el balcón de su dormitorio, antes que quedarse con él...dejándolo solo...solo...

-Sayumi, estaba comiendo dulces, ¿qué quieres? - preguntó Kanato con el ceño levemente fruncido mientras la pequeña tiraba de su mano adentrándose en el salón donde había reunido a los demás.

-Etto...- murmuró la niña delante de todos los vampiros, que no le apartaban la mirada - me gustaría darles esto...porque el último años no les he regalado nada para poder tenerlos todos listos a la vez...- dijo la niña cogiendo de detrás de uno de los sillones una cesta de mimbre con seis paquetes envueltas en papel de regalo.

-¿Regalos? - preguntó Subaru con los brazos cruzados mirando los paquetes con el ceño levemente fruncido por la curiosidad.

-Por sus cumples - dijo la niña con una pequeña sonrisa y las mejillas sonrojadas, alzando un poco la cesta antes de acercarse a Reiji dándole un paquete azul, luego acercarse a Shu para dejarle sobre el pecho un paquete amarillo, luego tenderle a Subaru uno gris, a Kanato uno morado, a Laito uno verde y a Ayato uno rojo, como las mejillas de la niña, al sonreírle.

-¿Son...

-muñequitos? - preguntó Shu interrumpiendo a Reiji, el cual le miró mal, mientras sostenía a un mini Shu, igual a él, hecho de relleno de algodón y tela cosida.

The Little SakamakiWhere stories live. Discover now