Hasta el amanecer

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No tengo mucho que decir, así que sólo les digo que disfruten del nuevo cap :D

Capítulo XVII: Hasta el amanecer

"Al situarnos en el centro de un bosque Americano, nuestra vista tiende a perderse en las alturas. Los límpidos cielos azules, logran robarle el aliento a quien quiera que se detenga a admirarlos. Entre las cientos de criaturas que surcan por ese magnánimo escenario, se encuentran estos diminutos e intrépidos animales. Con sus erráticos movimientos, que pueden ir de norte a sur y de este a oeste incesantemente, los Apodiformes son sin lugar a dudas los..."

—Mierda...—Con un bramido, Iker tiró a un lado la pluma con la que escribía.

Simplemente no encontraba una forma de describir a un mísero colibrí, eso debía de ser una señal, estaba perdiendo el don. Nunca antes había utilizado tanto tiempo para escribir un artículo tan simple, y es que había observado a esas criaturas por años. Era estúpido e incluso un tanto desmoralizante saber que no había descubierto nada muy trascendental. Por ahora podía decir con toda firmeza que las plumas de los Colibríes, eran excelentes adornos para los sombreros de las señoras. La moda agradecería tanto su aporte. Estaba decidido, la escritura sana y sin crítica comenzaba a escapársele con mayor rapidez, demasiados años trabajando de incognito llegan a pudrir la mente de cualquiera. Y su mente siempre había tenido cierta predisposición a la podredumbre.

Soltó un suspiro y arrojó una rápida mirada al reloj de la chimenea, aún tenía tres horas por delante que afrontar. ¿Qué podía hacer mientras tanto? No tenía material para jugar a ser el Fantasma y a decir verdad no sentía ningún anhelo por escribir. Quería... quería...

—¿Iker? —Alzó la cabeza alterado por la súbita intromisión, no se esperaba que alguien lo buscara en su estudio a las tres de la mañana—. Hola... —dijo ella apretando con sus pálidas manos el cinturón de su bata. Iker sonrió para sus adentros, tan recatada su esposa.

—¿No puedes dormir? —preguntó intentando determinar la razón de su visita. No esperaba que Ailim estuviese merodeando a esas horas y menos que lo estuviese buscando a él, por lo que significaba que había una mejor explicación.

—Fui por un té —respondió con timidez, bajando la vista a sus pies descalzos—. Tuve un sueño... —Hizo una pequeña pausa y una curiosa sonrisa surcó sus labios—. Raro —terminó por decir, regresando súbitamente sus ojos hacia él—. ¿Tú qué haces?

Conforme las palabras salían de su boca, ella fue adentrándose a paso lento hacia sus dominios. Iker miró las hojas sobre su escritorio, con el propósito de no intimidarla.

—Escribía... —murmuró dubitativo, pero antes de que pudiera decirle sobre qué Ailim se tomó la libertad de robarle su último borrador.

—¿Qué son los Apodiformes? —inquirió, ignorando la mano que él extendió para que le devolviera la hoja. Iker se puso de pie, pero ella sólo giró sobre su eje para evadir su intento de recuperar su escrito.

—Oye, devuélvelo. —Ailim lo miró de soslayo y finalmente colocó la hoja entre ellos dos a modo de sumisión, pero cuando él fue a tomarla ella se alejó de un brinco riendo por su hazaña—. Muy graciosa.

Una nueva risita brotó de su boca y él, cayendo en su trampa, se encontró persiguiéndola por toda la habitación logrando que Ailim soltara sonoras carcajadas cuando fallaba en su cacería.

—Eres muy lento —se burló, mientras se escudaba detrás de su sillón de cuero—. ¿Realmente lo quieres? A mí no me parece...

Iker la observó con los ojos en rendijas, ella sonreía con aire triunfal sacudiendo su borrador como si se tratara de una bandera de la victoria.

El Conde FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora