La Primer Estocada

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¡Hola! Quería subir este cap. antes pero ando medio liada con el tiempo y eso. Pero en fin, ya estamos y es hora de meterle un componente extra a esta historia. Tal vez lo que leyeron Pide un deseo, empiecen a relacionar algo xDD 

Capítulo VIII: La Primer Estocada

—¡Ya despierta, holgazán! —Iker sintió el movimiento de la cama, antes que la voz que interrumpía su sueño. Gruñó en respuesta, mientras con una mano intentaba espantar a aquel intruso—. ¡Vamos, cielo, el día espera por ti!

—¡No me toques!—exclamó fastidiado, en tanto que golpeaba la mano que acariciaba su cabello—. ¡Maldición, Seinfeld, compórtate como hombre!

Rafe brincó de la cama riendo a puro pulmón, Iker sabía que quería fastidiarlo pero aún no se acostumbraba a abrir lo ojos y encontrar a un hombre a su lado.

—Dado que las formas comunes no surtían efecto contigo, opté por una manera más directa. Ya estás despierto, ¿no?

—Si te vuelves a meter en mi cama, te sacaré a los espadazos ¿entendido?

Rafe rodó los ojos sin siquiera detenerse en su amenaza.

—Tranquilo, Iker, tu dignidad esta intacta y yo no tengo deseos de robártela —sonrió frente a su ceño fruncido, Rafe siempre salía bien librado en sus rencillas—. Me preguntaba si querías acompañarme en el desayuno…

Fue caminando hasta la ventana para descorrer las cortinas, haciendo que Iker cerrara los ojos por instinto. El sol de la mañana lo golpeó sin reparos, pero él sabía que ya era tiempo de regresar; a esas horas debía volver en sí mismo y encarar sus obligaciones.

—No tengo hambre, gracias.

Rafe se volvió para mirarlo con sus comprensivos ojos marrones.

—¿Oh, te levantaste de malas esta mañana? ¿Prefieres que pida que te suban una bandeja? Puedo decirles que incluyan chocolate, bollos y panqueques de arándano. —A Iker se le hizo la boca agua en cuanto oyó la palabra arándano, lo único positivo de pasar la noche en casa de Rafe, era que a la mañana siguiente se encontraría con un desayuno como los dioses mandan.

¿Hace cuanto tiempo que no comía panqueques de arándano? Su ama de llaves no era capaz de calentar agua correctamente, pedirle que cocinara algo así sería como obligarla a matar.   

—Quizás pueda detenerme unos minutos en tu cocina —aceptó medio de mala gana, pero el otro no hizo el menor intento de ocultar su sonrisa satisfecha.

—¡Todo listo entonces! Te espero en el comedor… —Lo observó alejarse a grandes zancadas, pero en un instante se detuvo para recoger algo del suelo—.Vamos, compañero, tu padre necesita intimidad.

Iker estuvo a punto de protestar, pero se lo guardó. ¿De qué valía decirle algo a Rafe? Todo le entraba por un oído y le salía por el otro, al menos se compadecía de él y de Dublín dándoles asilo siempre que lo necesitaban. Y por supuesto, también panqueques.

Unos minutos después se encontraba atiborrando su plato de comida, los panqueque en primer lugar, acompañados por tartaletas, huevos hervidos, té (porque el chocolate era para niños) y un jugo de naranja recién exprimido. La gloria había tomado forma de comida, si le dijeran que luego de esto moriría él aceptaría su destino con una enorme sonrisa. Los primeros diez minutos los empleó en engullir como pocas veces hacía, al menos para Rafe no tenía que poner en práctica su rigurosa educación. Al hombre le daba exactamente lo mismo sus modales en la mesa, teniendo en cuenta que juntos habían cazado animales salvajes y frente a la precariedad de esos momentos, los habían comido sin siquiera darle una cocción adecuada o cocción alguna.

El Conde FantasmaWhere stories live. Discover now