Cap. 3 | Instinto | Acto 2

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Emile

Esa cerveza sí que era espectacular, aunque era cierto que nunca había probado alcohol artesanal en su vida hasta la noche anterior. Felizmente, la resaca no había durado para esa tarde, lo que agradeció al ver desde un tejado a la turba de televisoras rodeando la entrada de una discoteca con el nombre Ghost Fury grafiteado encima de la puerta.

—¿Por qué hay tanta gente aquí?

—Lo siento —exclamó la voz de Kiara en el intercomunicador en su oreja. —Supongo que La Plata tiene un muy buen contacto en la comisaría. Se debió de correr la voz.

—¿No será un problema? —preguntó Marialí. —Creo que ya nos vieron incluso...

No se había dado cuenta, pero las cámaras delataban una efusiva sesión de fotos en su dirección, un ruido casi imperceptible marcaba el ritmo de las capturas a una velocidad vertiginosa.

—Habrá que bajar, entonces —exclamó Nora antes de saltar de aquella tercera planta, cayendo al piso con cierta torpeza caracterizada por un quejido de dolor, de lo que logró recuperarse con una pose: la caída de superhéroe, la forma más efectiva de ocultar que casi te destruyes el tobillo. Ante la turba que se acercó a Valkyr, Marialí bajó rápido pero con cautela por las tuberías para alejar a todos los reporteros haciendo preguntas al unísono. Tricksight y ella no tardaron en bajar también, usando ella el gancho del revólver para engancharse en un poste de luz, desde donde pudo ver al hechicero flotar hasta el suelo elegantemente.

"Presumido" pensó antes de que los reporteros los acorralasen contra la puerta de la discoteca. Ni siquiera era capaz de escuchar las preguntas mientras Nora y Elyas trataban de responder uno a uno. Justo cuando empezó a faltarle el aire, las puertas de la disco se abrieron de par en par. —Damas, caballeros ¡Tranquilos! —exclamó Hols al salir del bar con un tono condescendiente. —Siento mucho interrumpir su noble labor, pero necesito a los muchachos ahora mismo ¡Gracias! —con una fuerza sorprendente, el detective jaló de ellos hacia dentro del local para cerrar la puerta inmediatamente después. —Periodistas... a veces es mejor quedarse callado.

Esa discoteca de paredes negras resultaba fascinante a su manera. La pista de baile era de un tamaño considerable, podía imaginarse la fiesta de luces durante las noches aún siendo de día. Líneas de neón rojo adornaban el lugar entero, guiando su mirada hacia una barra, donde la pared dejaba su patrón monocromático para mostrar el ladrillo de forma tosca. Alrededor de la pista de baile, varias cortinas cubrían lo que parecían ser mesas iluminadas de forma lúgubre. Fuera quien fuera el dueño de la discoteca, conocía las ventajas de la discreción. Alrededor del local, al menos una decena de policías se encontraba buscando algo hasta en los focos de las luces que apuntaban al espacio del DJ.

—¿Qué es este sitio? —. Claro, era una discoteca, pero no podía ser una común y corriente con ellos y un escuadrón de policías en ella. Incluso los empleados del sitio se comportaban de forma extraña, actuaban ante esa exhaustiva revisión como algo rutinario.

—El Ghost Fury no es una discoteca normal y corriente... —susurró Tricksight revisando la barra.

—¿Podría explicarlo para toda la clase? —preguntó el detective elocuentemente a Tricksight.

—Se dice en Fake Gear Street que este sitio tiene un lazo directo con...

—¿Los Dagas Rotas? —completó Marialí la frase de Tricksight.

—Pensé que no era más que un mito —acentuó el mediano hacia Hols, como a modo de reproche. —Pero si estamos aquí, ya no puede serlo...

—Diste en el clavo —respondió el detective ante su asombro. —A nivel legal, este sitio es una cooperativa anónima, pero distintas transacciones llegaron a apuntar a distintas fuentes con parentesco común: el uso de una cripto moneda venida muy a menos.

HAU | La estrella que iluminó al TricksterWhere stories live. Discover now