No comprendía lo mal que lo estaba pasando Marena hasta que la escuchó por el teléfono. Podía escuchar la ansiedad en su voz. Y la forma en que se quedaba escuchando cada palabra que el decía.
Al terminar la llamada le pareció oírla llorar. Se sentía pésimo por haberle hablado de esa forma. Pero el enojo que sintió al ver un clip de ella en Tiktok diciendo que había dejado la universidad.
Fui a si habitación, se tumbó en la cama y se quedó mirando fijamente el techo.
Marena no había dado muestras de lo triste que estaba. Tal vez ella había logrado engañar a todos sus seguidores, pero no a él.
Era una persona optimista, alegre por naturaleza. Si había un lado bueno, Marena siempre lo encontraba. Escucharla de esa forma, le afectó. Sabía que no debía meterse más en sus asuntos. Eso sería lo más inteligente.
No necesitaba que cuidase de ella.
Ya era mayorcita. Además, ¿qué podía hacer el por ella?
Estaba decidido, no iba a entrometerse.
A la mañana siguiente se levanté temprano. Aún estaba oscuro cuando despertó. Llamó a Pipe mientras iba de camino a su casa y le preguntó si quería quedar para desayunar.
Pipe siempre había sido especial para el. Desde que se conocieron le gustaba estar con el. Le gustaba que el nunca estaba en silencio.
Después de mudarse a México, empezó a ser muy cercano a el.
— Qué onda, viejon.— El hablo al momento que abría la puerta. Pipe pudo notar que el había perdido peso.
—Hola.
—¿Cómo has estado? -preguntó.
—Bastante bien -respondió, bebiendo de una botella de agua a largos tragos. ¿Cómo iba a sacar el tema? Ese no era su estilo. A el no le salía con naturalidad, no como a Marena. Se estaba metiendo en algo que no era asunto suyo. Pero tenía que hablarlo. Por ella.
Se aclaré la garganta y dijo:
—quería hablar contigo de Marena.
Se le endureció la expresión, pero no lo interrumpió.
— Creo que deberían hablar con ella. Creo que deberían convencerla de regresar. Son sus amigos después de todo.
Pipe revolvió el café en sus manos levantando los ojos, le preguntó:
—¿Quieres que regrese a la universidad?
— Esto no es sobre lo que yo quiero.
—En ese caso, ¿qué es lo que tú quieres?
—Pienso que debe regresar, es lo que ella quiere. Y... creo que Marena necesita a alguien que se lo diga.
— A mi me parece que eso es lo que ella quiere. Creo que le va bien.
— Marena no está bien. Se ve mucho más delgada. No lo ha pensado bien. No se lo está tomando en serio.
Respiro profundamente y añadió:
— Pipe, si no regresa a la universidad, se va arrepentir.
Lo miró directamente a los ojos.
—¿Estamos siendo sinceros el uno con el otro?
—¿No lo somos siempre?
Pipe asintió, tomando un sorbo de café.—Sí, lo somos. Así que dime, ¿tú qué sacas de todo esto?.
Sabía que iba a ocurrir. Al fin y al cabo, se trataba de Pipe. No se andaba por las ramas.
— Quiero que sea feliz.
—Ah... ¿Sólo ella?
— Si.
—¿Y eso es todo?
Me miró fijamente. Le devolví la mirada. Terminaron de comer y horas después el se despidió de él.
De camino a casa, repasó su conversación. La expresión indulgente de Pipe al preguntarme qué sacaba el de todo esto.
¿Qué era lo que estaba haciendo?
Llamando y reclamándole por sus decisiones, haciendo que sus amigos trataran de convencerla. De repente, el se preocupaba más por sus decisiones que ella misma y ni siquiera había sido capas de llamarla en su cumpleaños.
Tenía que desvincularse de la situación. Se iba a lavar las manos de todo ese lío
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