Prólogo del Capítulo 3

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"No cambia nada.", me decía a mí misma ajena al bullicio de los pasillos, en un raro momento de soledad. "Da igual, no cambia absolutamente nada."

Era una mañana normal en Hexside, por algún motivo no quise esforzarme mucho en encontrar a mis "amigas". Ese día no me apetecía verlas ni escuchar su cotorreo, ni aguantar las miradas de extrañeza que últimamente me dedicaban. Sólo quería centrarme en trabajar y dar lo mejor de mí en clase. Mantener esa estrella dorada en mi uniforme no era algo que en sí me importara tanto ya, pero era un objetivo lo suficientemente sencillo e inmediato como para ocupar mi cabeza con él.

Había escuchado los cuchicheos de mis compañeros en la clase de control de abominaciones del Profesor Hermunculus, de la que salía, sobre que estaba más callada de lo habitual. Tenían razón, ya no buscaba gresca ni oportunidades para presumir. ¿Tal vez no lo necesitaba? O tal vez fuera que teníamos un examen la semana siguiente y no había tiempo que perder. Sí, debía ser eso. Céntrate, estudia, trabaja, no pienses.

Abrí mi taquilla para depositar el material de abominaciones y mi varita de entrenamiento para sacar el libro de historia, era la última clase de la jornada. Todo había ido bien, no había sucedido nada incómodo, no me había cruzado con...

-¡Hola Amity!

-¡Luz! -exclamé. La humana había aparecido a mi izquierda tras cerrar la taquilla, la muy teatrera había estado esperando.

-¡Buenas! No te he visto en toda la mañana. ¿Me has estado evitando?

-P-Por supuesto que no. -respondí con seriedad- Es que hoy sólo hemos dado clase en el aula de abominaciones, no hemos dado muchas vueltas.

-Ah, vale. Empezaba a temer que esa basilisco te contagió algo ayer. -se refería a la falsa inspectora que acudió a la escuela y me atacó en el escenario. Si así había sido el primer día de clase con la humana en el edificio era difícil no preocuparse por lo que viniera después.- O sea, no sé cómo te atacó exactamente. ¿De verdad que estás bien?

-Ya te lo dije, Luz. Estoy perfectamente, sólo me absorbió la magia y me dejó inconsciente un rato, lo superé enseguida.

No era cierto. Había pasado miedo, mucho. No sé de dónde saqué valentía para intentar enfrentarme a la enorme criatura después de ver al mismísimo Director Bump desfallecer ante mis ojos. Y jamás olvidaré la sensación de debilidad y terror de cuando tomó todo mi potencial mágico, el talento que me hacía ser quien era, como un simple tentempié. Fue como si me marchitara y una parte de mí muriera. Pero a los Blight se nos da bien mentir.

-¡Ya, te creo! Fue raro verte tan contenta después de que Bump me diera mi uniforme. ¡Espero que esas fotos tuvieran éxito en Penstagram!

-Lo tuvieron, gracias por posar para mí. -respondí. Incluso después de una experiencia tan intensa tuve que pensar en mi estatus. Dar la exclusiva de que la escuela iba a permitir la mezcla de aquelarres en los estudios y mostrar el nuevo uniforme de la alumna humana estaba... bastante bien. Luz fue muy amable al hacer tantas poses distintas mientras la fotografiaba, más de las que subiría. Salía... bonita.

-Por cierto, -dijo- ¡mañana tengo mi primera clase de abominaciones! La dará Bump y será una práctica de elaboración de fluidos con una clase dos cursos por debajo.

-Oh, bien. Es buen profesor. Te recomiendo tomar todos los apuntes que puedas del proceso y de los ingredientes, os pedirán comprarlos para practicar en casa.

-Lo haré, gracias. No sé cómo voy a hacer algo con ese tipo de magia, pero seguro que se nos ocurre algo.

-Seguro, la magia de abominación es más versátil de lo que parece. Si necesitaras ayuda o tuvieras dudas... Dímelo.

Blighted: Una historia de The Owl HouseWhere stories live. Discover now