Capítulo 23

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-¿Haces de comer?

-¿No ves?- estaba en la cocina, luego de acabar aquella conversación decidió darse un tiempo,  fui a bañarme y al parecer ella decidió comer algo. -¿Puedes al menos pintarte el pelo? Con ese cabello y ojos negros pareces que estás a punto de matar a alguien.

-¿De que me pinto? ¿Rubio? ¿Menta?- mi comentario obviamente sarcástico la hizo reír. -Huele muy bien, pero creo recordar que me dijiste que nunca más cocinarías.

-Tengo hambre y tu tardas demasiado en el baño. No podía morir ¿o si?

-No podías morir.- la apoyé

-No estoy... aún me tomará tiempo digerir, las cosas digo.

-Bien- la miré -Sigue en pie la propuesta. Si quieres puedo traer a Dulce, así pasamos un tiempo aquí los tres o puedo traerla y pasan tiempo a solas ustedes dos, y yo...

-¿Qué? ¿De pronto luego de celarla tanto conmigo lo aceptaste?

-De hecho nunca me molestó- uh. dejé al descubierto lo pervertido que soy -Era un... deleite, sería la palabra correcta.

-Que pervertido eres- al menos ahora no peleamos, y hacemos bromas, quizás es su manera de cambiar el aura que nos envolvía hace rato. 

-Mayra ¿Sabes que soy un lobo no?

-Mmm

-Y que tengo un olfato que...

-¿A donde quieres llegar con eso?

-Al hecho de que puedo oler cuando estás o no excitada, incluso desde aqui.- dicho esto me puse de pie y  acerqué a ella  -¿Es mucha hambre la que tienes o puede esperar unas horas?

-¿Unas horas?

-Unas horas.

-¿Aquí?- no respondí, la alcé sobre el mesón y alcancé la estufa para apagar la.

-Dijiste que solo iba a atender tus celos.

-Nunca dije eso- besé su cuello y esta saltó contra mis labios

-Dijiste que podía descansar hasta tu próximo celo.

-Porque no suelo ser tan intenso como mi lobo, yo no voy a morderte o marcarte o hacerlo tantas veces.- miró mis ojos y recibió el beso que le di, lo devolvió con más ganas.

Moví mis manos hasta sus muslos y los separé para mi, -Vamos a la cama.- pidió y la ignoré, se que lo pide para esconderse entre las sábanas, pero yo quería verla.

Mi garra tomó su ropa -¡Segund...

-Shhh

Volví a besar su boca y entré en ella haciéndonos vibrar a ambos, comenzó a quitar mi ropa y a moverse conmigo. Mis brazos se contraian por la fuerza que empleaba al medirme con ella. -Deja de cotenerte, no voy a romperme.- negué, ella no sabe lo que... -Me agrada más tu lobo.

Dijo aquello con un ápice de desdén cual perdió al salir de ella y girarla contra la madera. Ha hice arrodillar y enterré mi cara en su intimidad y mordí, gritó, mierda que lo hizo, cuando sus piernas no querían aguantar más su peso por su órgasmo encontrarse cerca me alejé de ella e hice bajarse.

Mi mano envolvió mi polla y apreté la punta, luego pasé su pulgar dejando mi dedo húmedo por el pre semen, lo llevé a su boca. -Chúpalo nena.- se arrodilló en silencio y lo metió a su boca, -Más- negó pero chapó tan duro la punta que mi cuerpo se inclinó hacia delante, -Eres perfecta nena.

Su mano se encontraba en su intimidad, se tocaba y aquello era una imagen demasiado exótica, un poco de mi semen se escapó pero contuve lo demás, cuando salí de aquel húmedo lugar y entré en ella alzandola y apricionandola con la pared tras nosotros, mi orgasmo estaba lo suficientemente cerca como para con el simple hecho de moverme alcanzarlo, intentaba no hacerlo pero gimió, alquel delicioso sonido me hizo vertirme en su interior con fuerza dejándome sin aire por unos segundos.

-¿Estás bien?- negué, estaba lo suficiente avergonzado como para no mirarla, volví mis pasos hasta el mesón. -¿Qué hace... ¡ohhh por Dios!

Chupé su punto de placer y prové mi propio orgasmo en aquel plato exquisito,  restregó su cuerpo contra mí boca y se alzó cuando su órgasmo la atrapó. -Ahora si vamos a la cama.

-Dijiste que te tomabas las cosas con calma y no eras como tu lobo.

-Dije que no iba a morderte- la alcé sobre mi cadera y caminé con ella hasta el cuarto, besaba ese cuello delicioso y aspiraba su olor y el mío mezclados. -Ahora si quiero hacerlo.

...

Desperté con su cuerpo siendo envuelto por el mío y su olor picando mi nariz, aún estaba oscuro por lo que supe que habían pasado unas horas. Lamí la mordida que dejé en su nuca.

-Tengo hambre

-¿Tienes mucho despierta?

-Unos minutos.- la apreté mejor

-Un baño y a comer, luego podemos dormir.

-¿Porqué no regresamos? Hoy

-¿Quieres volver? Dijiste que...

-Se lo que dije, pero yo no... yo nunca quise irme ¿si?

-¿No?- dije con sarcasmo.

-Nadie me quiere allá Segundo, las enfermeras siempre estaban diciendo sus cosas era como si le hubiese quitado el marido a otra y yo no...

-No es así, a mi quitaste mi mujer más bien.- era una broma pero mentira tampoco es.

-Cuando regresemos voy a encargarme de que las enfermeras reciban un castigo.

-No, no vas a hacer eso. ¿Planeas hacer que cada persona que no me quiera allá sea castigado? ¿Planeas encarcelar o golpear a las enfermeras o vecinos?

-No tenemos vecinos Mayra, solo está Primero y... ¿ella te dijo algo?

-No- negó rápidamente pero sabía que mentía, la pareja de Primero estaba lo suficientemente resentida conmigo por lo que ella cree que pasó. Además de esa personalidad impertinente.

-Supongo que Quinto tenía razón, alguien tuvo que haberte dicho sobre los portales ¿no?

-Segundo...

-Puedes usar mi ropa hasta llegar, terminaré la cena y partiremos inmediatamente, ya es tiempo de volver a casa.







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