Pronto estaría en edad para recibir propuestas lo bastante adecuadas y, para ser franca, podía empezar a impacientarse al respecto. A tales alturas, ¿acaso había una especie de pacto silencioso alrededor de su mano? ¿Su madre–o los Dioses no lo permitieran, Daemon–tenía algo que ver con no haber sido solicitada en favor a su casa? ¿Qué podría estar entorpeciendo las ofertas por compromisos ventajosos?

Visenya sabía suficiente de la reputación de su tío-padrastro, seguro un obstáculo a temer entre las familias nobles que le fueran ajenas.

Negó con la cabeza. Ya tendría la oportunidad para ser presentada en sociedad de manera oficial, no tenía razones de peso para perder la noción del recato y la calma. No cabía duda de que su amorosa madre esperaría la propuesta apropiada para hacérsela saber.

Un poco más de tiempo no le vendría mal.

En sus manos, la posibilidad de aguardar para estar lista era valiosa. Un matrimonio a su nivel y que le permitieran aprobar, no podía pedir nada mejor.

Y, por supuesto, no podía ser más feliz con tal dicha. Era joven, once lunas más joven que Jacaerys y, como el heredero de Rhaenyra, se esperaba que fuera pactado mucho antes que el resto de sus vástagos.

La presión se veía ejercida de parte de su hermano menor, Lucerys, diez lunas más joven y ya en planes para ser comprometido con una de sus primas-hermanastras, Rhaena Targaryen.

¿Cuánto tiempo más le tomaría a ella? ¿Se trataba entonces de los rumores acerca de su legitimidad? Quizá sería más complicado siendo ella una mujer, ¿debía de alegrarla o angustiarse hasta la médula? Por la forma en la que bailaron débilmente sus pestañas, supuso que cualquier goce se vería opacado por la mortificación de haber sido señalada como inadecuada incluso antes de tomar acción.

Una vez en sus aposentos, y seriamente instruido para llegar a la cama por su propio pie, Luke ni siquiera se despidió de ellos al cerrarles la puerta en la cara, dejándolos en compañía del escudero designado. El hombre en armadura se quedó junto al umbral, dejándolos partir a solas.

El protocolo dictaba lo contrario, pero en casa, con su familia y servidumbre de alta confianza, las ocasiones en que disfrutaban de soledad los unos con los otros no escaseaban.

Sin embargo, conforme el silencio se prolongaba a través del corredor, la tensión comenzó a sofocarla. Contuvo el aliento en su pecho tanto como le fue posible, tomando dirección hacia la torre donde solo un pasillo de extremo a extremo dividía sus dormitorios, la distancia de un pasadizo oscuro e íntimo, en otras circunstancias no se aventuraría a recorrerlo sola.

Fuera una suerte u otra desgracia para Visenya, Jacaerys ni siquiera la escuchaba cuando aseguraba ser competente para regresar hasta su puerta por sí misma. Desde su infancia temprana, el papel de su hermano mayor como su más ferviente protector fue tomado como un deber de honor, una costumbre que–con seguridad–él no abandonaría por un par de deslices inocentes.

No pudo evitar convertir su reciente problema en otra fuente sustentable de confusión y litigio, torciéndose los dedos en silencio, mirando el suelo o las paredes y aguardando porque pronto se encontrara en la seguridad de su solar, donde nadie metería las narices en sus fantasías.

De nuevo, divagó.

¿Y si realmente se trataba sobre las supuestas habladurías acerca de su bastardía? Nunca aprendió a pretender que los rumores eran menos que calumnias sin razonamiento, había abandonado el único lugar que conocía como un hogar a corta edad gracias a ellos. ¿Es por eso que nadie había solicitado aún una audiencia? ¿No significaba lo mismo un rumor para ella que para sus hermanos varones?

𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 𝐘 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐄𝐒 +21Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang