Los amigos de mis amigos son mis amigos (Parte 3/4)

0 0 0
                                    

Llegó mi cumpleaños y Josué vino a mi festejo. Yo estaba contento, pero necesitaba ver a Gonzalo. Lo había invitado y me sentía ansioso por que no llegaba. Cuando lo vi llegar me puse nervioso, pues era la primera vez que Javier y él se encontrarían. Javier, de inmediato, supo quién era Gonzalo y, a pesar de que yo no le dije quién era, quiso armar problemas, pero se calmó cuando supo que Gonzalo solo venía a felicitarme. El amigo de mi amigo se bajó de un auto, me abrazó, me dio un obsequio y se marchó junto a Julio, uno de nuestros compañeros de la escuela de artes, quien también me felicitó, pero que para nada me caía bien, ni siquiera nos hablábamos. Era un tipo pedante, presumido, que se cree el mejor de la clase. Si antes no lo podía ver, ahora había una razón real para odiarlo.

— ¿Qué fue eso? — Le pregunté a Josué a solas.

Él solo hizo una mueca, sin responder. Eso me hizo darme cuenta que Gonzalo sí era lo que yo pensaba y que no me podría corresponder. ¡Ya estaba saliendo con alguien más! Desde ese día Javier se puso de lo más cariñoso del mundo y yo estaba devastado. La derrota había sido inminente, tanto que me separé un poco del grupito de amigos de Josué.

Días después, a muy poco tiempo de empezar a conocer a Gonzalo, recibí una de las peores noticias de mi vida: Gonzalo se marchaba a Guadalajara a vivir, a ocho largas horas de distancia. Ahora sí lo perdería para siempre.

Estaba al borde del colapso. Yo quería a Gonzalo y estaba dispuesto a mandar a volar a Javier. Se lo platiqué a Josué y su respuesta fue que no dejara a Javier. Se lo expliqué a Javier y su respuesta fue que yo era el culpable de todas sus desgracias y que era un cabrón infiel. Se puso como un loco y juró que si se encontraba a Gonzalo en algún lugar le daría una lección. Los celos lo estaban matando, y yo estaba seguro que Gonzalo ni siquiera sabía que yo sentía algo por él, algo más que amistad, pero estaba a punto de descubrirlo. Tenía que decírselo antes de que se fuera para siempre de Mazatlán.

— Gonzalo, ¿cómo estás? — Lo llamé por teléfono.

— ¿Emanuel? Qué sorpresa.

— Oye, ¿cómo que te vas? A penas nos estamos divirtiendo.


— Es por trabajo. Tendré más oportunidades por allá.

— Te fuiste muy rápido de mi fiesta...

— Pues es porque iba con Julio. Ya tenía tiempo insistiendo en que saliéramos, y ya no le pude decir que no.

— Oh, que mal.

— ¿Cómo te la pasaste? Ya me contó Josué que se pusieron una buena borrachera.

— Un poquito nada más...

Un silencio.

— ¿Sigues saliendo con Julio?

— No. Solo fue esa ocasión.

— Ya veo. Pinche Josué, nunca me quiso hablar de ti. Siempre le preguntaba y él me mandaba a volar.

— ¿Qué querías saber de mí? — Me dice con un tono alegre, seguramente estaba sonriendo.

— Pues eso. Si salías con tipos o tipas...

— Oh, y porque me viste con Julio piensas que salgo con tipos...

— Pues, sí. — Aseguré.

— Yo tampoco sabía de ti. De hecho, me intrigabas mucho. No se te nota nada. Hasta ese día de tu cumpleaños que supe de ti y de que tenías pareja...

— ¿De verdad?

— Sí. Josué nunca me habló de ti.

— Ah, pinche Josué. — Digo soltando una risita nerviosa.Silencio.

— Mi pareja está muy celoso de ti.

— Pero, ¿por qué? Sabe que somos buenos amigos, ¿verdad?

— Sí. Siempre le hablé de ti, de Josué, de Gladis...

— ¿Entonces? No tiene por qué estar celoso.

— Es que... una vez le dije que me gustabas y él se puso como loco.

— ¡Qué! ¿Cómo que te gustaba? Estás bromeando, ¿verdad?

— No. Le dije que me gustabas mucho, pero que solo éramos amigos, que no se preocupara, que nunca pasaría nada.

— Ay, no puedo creerlo. — Gonzalo parecía impresionado.

— Una vez me dijo que, si queríamos hacer un trío, eras el candidato perfecto, como ya me gustabas... pues que ya no habría tanta bronca.

— A ver, a ver, espera. No sigas. ¿Un trío? ¿Para eso me llamaste? Quise dar explicaciones, sin embargo, Gonzalo no me dejó hablar.

— Espera, Emanuel, para empezar, somos amigos. Y lo del trío... a mí no me gustan. Si algún día quisiera algo así sería solo contigo y ya, pero, somos amigos.

— Sí, lo sé muy bien. Créeme que no te estoy proponiendo nada y sobre mi relación no te preocupes, ya lo arreglaré. — Respondo tratando de calmar las aguas.


Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.
Cuando te encuentreWo Geschichten leben. Entdecke jetzt