Whispers of the Wisdom Witch: Tales of Life, Love, and the Shadows of the Soul

Grito de Pachamama

Esto arde, duele y quema demasiado. Mi piel está llena de quemaduras que el tiempo no logrará sanar correctamente. Mi interior se encuentra intoxicado y contaminado. Esta enfermedad que me aqueja dejará huella en mis entrañas que ningún tratamiento intensivo de mediano o largo plazo logrará sanar. He gritado con todas mis fuerzas durante mucho tiempo, pero nadie me escucha... Nadie puede escucharme... Nadie ha querido escucharme.

Muero, estoy muriendo lentamente, pero nadie parece notarlo, a nadie parece importarle. Mi cuerpo está cubierto de marcas que evidencian los constantes maltratos a los que he sido sometida y sigo siendo expuesta. He soportado todo esto durante muchos años sin recibir ayuda. He soportado todo con quejas silenciosas, que en el mejor de los casos no son escuchadas y, en el peor, son ignoradas. Mi voz, por más alto y fuerte que grite, no se escucha, no se puede oír.

Duele, duele tener mi suerte y no ser capaz de cambiarla por mi cuenta; duele no poder defenderme de la barbarie de la humanidad; duele no ser capaz de vociferar mi sufrimiento a los cuatro vientos y que algún oído me escuche. Me duele...

Mi ser se llena de impotencia al no poder proteger a aquellas criaturas inocentes que en mí hicieron un hogar del que puedan subsistir; verlos huir de su hogar en busca de un sitio seguro en el que resguardarse de la codicia insostenible del hombre.

Sucias están mis venas por los químicos dañinos y residuos potencialmente tóxicos que corren sin parar. Sus autores saben lo que hacen, sus secuaces también están al corriente del daño que me han provocado. Han cortado mis pulmones sin miramientos, contaminado y explotado mis suelos sin compasión; han rasgado, arrancado y fracturado mi interior en busca de minerales, impulsados por la codicia.

Mil años no serán suficientes para sanar una pequeña parte del mal causado, dos mil años no bastarán para que mi cuerpo se repare del daño, ni mucho menos tres mil años serán suficientes, y mis verdugos lo saben, pero hacen la vista gorda.

Recaen en falsas promesas para continuar con mi tortura, para masacrarme hasta que ya no tenga más que ofrecer y se aburran de mí. Me abandonarán a mi suerte como si fuera un juguete viejo... toda rota y fracturada, herida, lastimada... vacía.

Buscan destrozarme más, a pesar de que les he dado todo; ellos quieren más y más. Sus bolsillos llenos de dinero y su avaricia son más importantes que yo, siempre han sido más importantes que yo.

Ruego a voces que se detengan y cuiden lo que queda de mí, que soy su hogar. Soy la encargada de que tu aire sea puro, de que puedas subsistir sobre un cimiento firme en el cual edificar tu casa.

He clamado por años desde que ocurrió el primer maltrato. Los vi sonreír de alegría al verlos extraer cobre de mis entrañas por primera vez; los observé festejar cuando rasgaron y quemaron mi piel para arrancar el oro por la fuerza.

Su maquinaria corta, rasga y lastima mi ser; sus químicos queman mi piel y contaminan mi sangre, hogar de peces y otras criaturas marinas, fuente que les permite a ustedes vivir. Aquello que fue cortado no volverá a crecer, aquello que me fue arrancado ya no volverá a nacer. Me estoy muriendo lentamente, y pesará sobre ustedes mi fallecimiento, así como las consecuencias de mi tortuosa y lenta extinción.

Y cuando eso suceda, mi venganza comenzará con todo el peso de mi sentir. Cuando suban las temperaturas, será con fiereza; las lluvias escasearán, sus cosechas perecerán y sus lamentos no serán escuchados, al igual que los míos cuando clamé a gritos su compasión. Todo el sufrimiento por el cual me hicieron pasar será cobrado en los años venideros, si este mal provocado por la avaricia desenfrenada del hombre se mantiene.

Y pagarán los justos por desgracia de los pecadores, derramarán lágrimas de angustia y se derrumbarán por el agotamiento. Su existencia será corta; su estancia, el mismo infierno por el cual yo alguna vez pasé, porque el hombre en sí es un monstruo, pero un hombre avaricioso es una criatura vil sin conciencia.