5. Otros seres.

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Pov ____________:

—¿Cómo es que...pueden verme? —pregunto el chico peliblanco, ligeramente aturdido—, ¿ustedes creen en mi?

La risa de Merlín nos hizo mirarlo.

—¿Creer en ti?, ¿qué eres?, ¿un dios griego? —pregunto el castaño con ironía.

—Casi, casi.

Las palabras salieron de mi boca, todos me miraron, incluido Jack Frost. Sentí mis mejillas calentarse.

—Eh, oh, podemos eh... —me puse de pie inmediatamente, aclarando mi garganta—. Puedes ocupar mi cama, yo puedo dormir con Dieval.

—¿Qué? —preguntó Pi.

—¿Con Dieval? —agregó Cho.

Asentí.

—Hemos dormido juntos, no tienen de que preocuparse —respondí con una sonrisa—. Mañana por la mañana hablaremos contigo —señalé al peliblanco.

—¿Y por qué no ahora? —replico Merlín, indignado.

—Creo que el horario indica el porque mañana, Merlín —ironizó Hans.

El castaño bufó.

—Ven amigo, te mostraré la cama de Hood —se ofreció Jack, nuestro Jack.

—¿Hood? —preguntó Frost mientras se ponía de pie sin soltar aquel bastón largo de madera.

Lo mire y él a mi.

—___________ Hood.

Sonrió, le devolví el gesto y me alejé para caminar a la puerta pero Merlín se interpuso, mire sus ojos con una ceja alzada.

—Buenas noches, Merlín.

—No me da buena espina —susurró mirando detrás de mi, con aquella arrogancia suya que era molesta—, ¿y si es aliado del señor Dark?

Gire un poco mi rostro, viendo como los chicos se alejaban para ir a descansar, incluido Frost.

—Merlín, no te hagas ideas que no son —lo mire de nuevo—, necesitas dormir, anda, descansa.

Pase por su lado, abrí la puerta y cerré detrás se mi, camine hacia el establo, encerrándome en el junto a Dieval quién ya se encontraba profundamente dormido.

Cuando Dieval duerme tranquilo, sé que nada malo sucede alrededor, en cambio, si estuviese despierto y alerta, eso significaba riesgo.

Jack Frost parecía no implicar un peligro, de momento.

Al día siguiente.

—¡Dieval! —reí mientras corría a él.

Mi corcel estaba contento salpicando agua. Decidí salir a primera hora para tomar una ducha a la antigua, en el río. Dieval estaba entretenido jugando con el agua mientras yo me dejaba limpiar por el agua que descendía de la cascada.

Dieval salió de la orilla de río para sacudir su melena oscura, me dejé empapar por el agua de la cascada, nadé de regreso a la orilla sin prisa, cuando mis pies tocaron las rocas del río comencé a andar.

Dieval tomó entre sus dientes mi frazada, salí del río para caminar a él.

—Gracias, amigo —tome la frazada y envolví mi cuerpo.

—¡Aquí estás!

Inmediatamente Dieval se puso delante mío, cubriéndome, Merlín detuvo su andar al verme ser cubierta por Dieval, arrugó su ceño pero al ver mi ropa a unos pasos, se puso rojo.

Intrépida 《Merlín y tú》 Où les histoires vivent. Découvrez maintenant