This is War II (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic

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Atenea

Los soldados abrieron la puerta, los pasos de la escolta que entraba al salón retumbaba como tambores que avisan de una guerra venidera. Al frente de ellos se encontraba mi medio hermano, el dios Apolo, sujetaba firme su arco con la mano derecha mientras la izquierda llevaba su lira. Caminó hasta estar al medio de la sala, frente al trono en donde yo lo miraba desde lo alto. Hincó su rodilla izquierda y dejando tanto su instrumento como arma agachó la mirada. Su escolta personal replicó su movimiento.

Me puse de pie, fui descendiendo por los escalones que llevaban al trono hasta aproximarme a mi hermano y ya estando cerca de él hice un ademan con mi mano derecha para que se levante. Él se percató de esto y se puso de pie casi de inmediato, pero sin perder la elegancia; sus hombres lo siguieron.

- Hermano mío, es muy raro verte por este salón por propia voluntad. Y aún más raro es que lo hagas junto con tus hombres. ¿Qué sucede? ¿Qué está pasando más allá de mis ojos como para que el gran Apolo llame a sus hombres y se presente frente a la reina del Olimpo?

Él se quedó un rato en silencio después de que le hiciese las preguntas, me miró fijamente en todo momento y fue después de que dejó de sostenerme la mirada que me contestó.

- Verás, querida hermana. Hoy planeo ser lo más directo posible para que su realeza no pierda el tiempo y pueda atender sus deberes. -Frenó su palabrería para hacer un gesto con la mano a un hombre suyo, este le trajo algo- He recibido informes de parte del inframundo como de las ninfas que caminan entre los mortales de que, algo muy extraño está ocurriendo, y esto tiene relación una deidad que hace mucho desconocíamos su parado. De Nix.

Ninfas, centauros, minotauros y demás criaturas que ese día visitaban el salón principal empezaron a murmurar ante la noticia y el nombre que Apolo había soltado frente a todos. Nix, la diosa de la noche según mi hermano estaba conectada a sucesos que ni yo conocía hasta que salieron de su boca.

Iba a responder, a pedirle que fuera más preciso y claro, de que si tenía información concreta la diga todo de una vez y no de la forma en que lo estaba haciendo. No era un tema para tomarlo con un suspenso innecesario. No obstante, papá se me adelantó. El que una vez fue rey antes que yo y ahora era mi consejero se acercó a nosotros, pues escuchaba desde su posición y consideró oportuno intervenir.

- Hijo ¿Te das cuenta de la gravedad del asunto si lo que dice es algo que resulta ser cierto? -A su vez que hablaba, colocó su mano en el hombro de mi hermano- La diosa de la noche es un peligro para cualquier deidad que se encuentre con ella, y cada día aspira en aumentar sus filas. ¡De por si nos saca gran ventaja al convencer a Selene de unirse a ella! Desde que la luna no surca los cielos por las noches la tierra se ha vuelto un campo minado que puede ser mortal para el dios que baje solo ahí.

Mi padre hablaba con experiencia, la experiencia de un centenar de batallas, de encarnizarse en combate contra los mimos Titanes le daban la legitimidad para hablar. Vivió y ganó guerras manteniendo la calma, confirmando especulaciones y actuando en el mejor de los momentos. Sin embargo, lo que intentaba hacer entender a Apolo no pareció tener sentido. Mi hermano solo se limitó a sonreír levemente, acomodarse su cabello y mirar a las ninfas más hermosas del lugar. Solo después de esa demostración de galantería y seguridad fue que tomó la palabra.

- Soy consciente de todo lo que puede causar hablar de Nix padre, y por lo mismo que he venido a notificar de esto, porque no han sido pocos quienes han avistado estos hechos. Han sido varios.

- ¿¡Qué es lo que te han contado hermano!?

Arrollé el habla de mi hermano sin remordimientos. Tanto él como papa pusieron sus ojos en mí, esperaba que pudieran notar mi sentir con la forma que fruncia el ceño. Ellos podían ser figuras muy importantes para los hombres, pero no debían de olvidar que yo soy la reina, y que no iba a permitir que me dejasen de lado.