-Disculpen. -Dije, levantándome de la mesa y yendo al baño.

Apresuré mi paso apenas no les fui visible, y entré al cuarto de baño con apuro, dejando que el poco contenido de mi estómago fuera drenado en el inodoro de la casetilla.

Lavé mi boca varias veces viéndome con pesar en el espejo del lavado. Tres eternas semanas.
Si había salido bajo fianza, no se quedaría a esperar su juicio, lo más probable es que ya estuviera orquestando su huida. Meza no aceptaría pagar por crímenes, no aceptaría ser cautivo.

Tomé el teléfono y traté una vez más. En esta ocasión la máquina me respondía: Número no disponible.

Me impresionaba ver que en la editorial nadie estaba tan al pendiente de las cosas que pasaban con la prensa, y a la vez me aliviaba

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Me impresionaba ver que en la editorial nadie estaba tan al pendiente de las cosas que pasaban con la prensa, y a la vez me aliviaba.
Refugiarme en mi trabajo era una de las cosas más fáciles para mí, tenía que concentrarme, editar, de esta forma no sobre pensaba millones de cosas, me enfocaba en lo que necesitaba.

Aunque no todo era perfecto, podía sentir las miradas de la mayoría en el edificio, cuando atravesaba los pasillos para dar con mi oficina, incluso al girar y encontrarme con Jonathan que traía una taza de café humeante con la que casi me salpica.

-¡Ah, lo siento! -Dijo sin mirarme.

El líquido estaba derramado a sus pies, pero a mi no me había tocado.

-No te preocupes. ¿Tú estás bien? -El pelinegro alzó la mirada, sorprendido de no haberse dado cuenta que se trataba de mi.

-Si-si Ronnie..¡Wow, la mujer del momento!

-¿Qué? -Pregunto confundida.

-¿No te han dicho? ¡Mierda, la he cagado! ¡Lo siento si! ¡Son buenas noticias, tengo que buscar para límpiar esto!

Me quedo estática en el pasillo viendo como se aleja. Primera vez en meses que de verdad quiero hablar con él y se marcha. Entonces no estaba loca al menos, las miradas si eran para mi.

Avancé hasta mi oficina donde Leah se levantó de inmediato de su cubículo conjunto.

-¡Ronnie! Te necesitan en publicaciones

Doy la vuelta en mis talones suspirando. -Buenos días también, Leah.

Dejo mis cosas dentro, notando varios paquetes en el escritorio, tal vez nuevos manuscritos. Los que prometo leer apenas salga de lo que sea que necesitan.

El área de publicaciones era en el último piso, así que tenía que subir dos más para llegar ahí, tomando el elevador bajo la atenta mirada de los que disimulaban en los departamentos conjuntos. Suspiré, es que vamos, no necesitaba esto ahora, ciertamente rogaba porque no hubiera salido alguna nota que me vinculara con Meza para ponerme en el ojo del tornado.

Mi teléfono vibro en mi bolsillo justo cuando las puertas del elevador se abrieron. Me recordé mentalmente chequearlo apenas saliera de esta junta. El área de publicaciones era un poco más nueva, remodelada. Donde trabajaban todos aquellos que recibían los manuscritos corregidos, listos para cuadrarlos con los diseños de portada, resumen de biografía de autores y fotos, todo el proceso estético y de publicidad que abarcaba ser publicado.

R U Í N ©Where stories live. Discover now