Once

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† SANTOS †

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† SANTOS †

—Llevas tres cigarrillos seguidos, ¿Es que tienes pensado morir de cáncer?—, quité la vista de la ventana de la limusina solo para mirarlo con desdén.

Íbamos camino a encontrarnos con delincuentes de cuello blanco, sí, esos mismos que se disfrazan de mandatarios, cirujanos, banqueros, comerciantes, políticos, y se hacen pasar como distinguidos frente a la sociedad. Esos mismos que miran por encima del hombro a cualquiera que no esté a su nivel, sabiendo que son una mierda de personas y que tienen las manos manchadas de sangre, aunque no hayan jalado nunca de un gatillo. Si no fuera porque el Gran Boss me lo pidió, y porque sé que para que el lavado de dinero y los negocios funcionen debo disfrazarme como ellos y sonreír hipócritamente, no estaría yendo a ese circo.

El encargado de mostrar la sonrisa hipócrita y codearse con esta clase de gente era Timothy, mi primo y la cara amable de la familia. Sin embargo, mi abuelo insistía que ese era mi lugar.

—De alguna cosa tendré que morirme Tysen, y antes que algún hijo de puta me atraviese el cráneo con una bala, mejor que sea un cigarrillo el que me mate—, meneé el licor en mi vaso y lo tomé de golpe. Volví a dar una calada al cigarrillo aspirando todo el humo que llenaba mis pulmones, y que por alguna razón creía que calmaba mis pensamientos, pero al momento de salir no se llevaba consigo mis demonios ni lo que me estaba atormentando como quería que pasara.

Tysen Hall, mi amigo y mano derecha, movió su cabeza y chasqueó la lengua en desaprobación, sin embargo, no refutó. Sabía que toda la mierda de Amatista y las Gemas, me tenía preocupado.

Una de las bailarinas de unos de mis clubes se encontraba desaparecida desde el mismo día que me atacaron y me hirieron. Al principio pensé que tenía que ver con la emboscada que me hicieron los hombres de Truhan; el capo del bando contrario, pero Tysen había descubierto que la desaparición de una de mis Gemas no tenía nada que ver con él y los papeles que intentaron quitarme. Lo que no sabía era quien podría estar detrás de la desaparición de Amatista.

—Eso no pasará, porque primero esa bala tendrá que pasar por mí y yo no estoy dispuesto a morir por ahora—. Contestó para resaltar una vez más lo leal que era, arrebató la colilla y lo poco que quedaba de mi mano para apagarla en el cenicero.

—¿Qué se sabe del hombre que estuvo frecuentando el bar con Amatista los días antes que el gordo Nate?

—Aún seguimos buscando en los registros de las cámaras, pero no hemos avanzado mucho, últimamente "Santo Pecado" es el night club que todos quieren ir. Aparte que Amatista, ya sabes, por ser la favorita, tenía muchos hombres rodeándole.

—Entre esos, tú—. Alcé la mirada hacia él para ver su reacción.

—¿Estás insinuando que yo tengo que ver con esto? —Replicó enseguida.

SANTOSWhere stories live. Discover now