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𝒎𝒊𝒔𝒔 𝒎𝒚𝒔𝒕𝒊𝒄 𝒇𝒂𝒍𝒍𝒔

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Damon Salvatore.

A lo lejos veo a Anna llegar al salón de los fundadores por lo que me acerco con una copa en la mano. —¿Te presentas a Miss Mystic Falls?

—A veces hay que ponerse tacones para encajar. Me recuerda a 1864, yo iba a participar cuando paso todo.

Me poso a su lado mientras habla y suspiro sarcásticamente. —La nostalgia es una mierda.

—Si vas a burlarte de mi, déjame en paz, por favor.

Cambie mi semblante a uno mas serio. —John Gilbert cree que tu madre le robo algo a Jonathan Gilbert I en 1864.

—¿Eres su recadero?

—No se que es, pero no quiero que lo tenga.— fruncí el ceño.

—Le preguntare. Pero ya has dejado claro que no confías en nosotras ¿Por qué molestarme?— no le dio importancia, caminando hasta detenerse al frente mío.

—Se quieren quedar en el pueblo y con John Gilbert aquí será imposible.— la rete. —Descubre dónde está. Si se va podrán vivir en paz.

Con eso dicho me fui del lugar, subiendo las escaleras donde las participantes se arreglaban, pasando desapercibido.

—No puedes estar aquí.— Elena hablo mientras la miraba por el espejo, recogió su vestido e intento salir.

—Necesitamos hablar.

—¿Tiene que ser ahora mismo?

—No es como si fuera un placer, no te preocupes. Normalmente tendría una perspectiva completamente diferente de lo que estoy a punto de contar, pero como realmente podría causarme un inconveniente, solo hablaré lo más pronto posible.

—¿De qué estás hablando?— se nota confundida.

—Stefan sigue bebiendo sangre humana.

—¿Qué?— pronuncia sobresaltada.

—Sí, hace un mes me habría alegrado, pero con el consejo nuevamente en alerta, no es un buen momento para que Stefan pierda el control.— remarque lo ultimo que dije.

—Sé que ha estado un poco nervioso pero dijo que era normal.

—Tiene un refrigerador lleno de sangre robada del hospital en casa.

Elena se sentó en el sofá mas cercano aun consternada. —Dios mío.

—No tiene idea de lo que es normal, toda su existencia no es normal. Lo normal para un vampiro es beber sangre humana, pero pasó todo este tiempo luchando contra ella cuando debería haber aprendido a controlarla y ahora, en cambio, lo está controlando a él.

—No puedo creer esto. Quiero decir, es de Stefan de quien estamos hablando aquí.— dijo a la defensiva.

—Esta enganchado con la sangre Elena; hará cualquier cosa, dirá cualquier cosa porque no querrá parar. Créeme.

—Todo esto es culpa mía; Yo fui quien le alimentó con la sangre en primer lugar.— ella se levanta de su lugar, caminando un poco.

Es interrumpida por el sonido de la puerta. Stefan entra con la confusión plasmada en su rostro. —¿Qué está pasando aquí?

—Estaba contándole a Elena tus actividades extracurriculares.—me giro hacia él.

 —¿De qué estás hablando?— ríe un poco.

𝑳𝒆𝒕𝒕𝒆𝒓𝒔 𝒇𝒐𝒓 𝒉𝒊𝒎 | damon salvatoreWhere stories live. Discover now