Traía un libro entre sus pequeñas y delicadas manos, uno que le había regalado él.

—No molestas. Ven aquí, a mi lado.

Él se encontraba bajo la sombra de un árbol, mientras que su espalda estaba apoyada en el tronco de este y sus manos detrás de su cabeza con una expresión relajada.

Lyanna lo observó unos segundos, mirando aquellos ojos oscuros como la noche sin luna, llenos de misterios y promesas no dichas. Había algo en la mirada de Roan que la atraía.

Con cuidado se levantó con aquel libro en sus manos y dio esos pocos pasos hasta llegar a su lado. Se sentó al lado de él y abrió el libro en su regazo.

La textura del papel antiguo bajo sus dedos era familiar y reconfortante, se sentía bien.

—Ese es uno de los libros que te di—señaló—¿Ya lo estas terminando?

—Estoy en eso. No quiero terminarlo muy pronto.

Roan asintió. Sabía que Lyanna podría leerse 5 libros en tan solo un día, lo cual era sorprendente. Él con suerte y leía la primera página.

—¿Puedes leer para mi?

—Claro. Puedo hacerlo.

Ella sonrió y volvió la vista al libro, justo en la página 50 en donde se habia quedado anteriormente.

—Bueno, el libro se titula Taikā ir Sūnaikinimas.

El moreno asintió. No sabía lo significaba eso, pero no le iba a tomar mucha importancia. La verdad solo quería oír la voz de Lyanna, así que habia encontrado la excusa perfecta para seguir oyendola.

—Muchas personas solían decirle que su nacimiento era una maldición. Que su nacimiento traería la destrucción del mundo entero, que muchas personas morirían por su mano, que la sangre de los inocentes sería derramada a causa de su nombre, Pero él se negó a dejar que esas palabras definieran su destino.

Lyanna comenzó a leer en voz baja, su voz suave y melodiosa llenando el aire tranquilo.

—En lugar de eso, decidió tomar su nacimiento como una motivación para demostrarles que estaban equivocados. Se esforzó por ser amable, justo y compasivo, para demostrar que no era la monstruosidad que decían que era.

Las palabras que salían de sus labios flotaban en el aire. Cada frase que pronunciaba enriquecia el silencio. Roan cerró sus ojos disfrutando la voz de ella.

—Aún así, las personas del pueblo decían que había una oscuridad dentro de él. Algo maligno que crecía conforme pasaba el tiempo y que lo consumiría por completo. Otra vez, él se negó, diciendo que no dejaría que esa oscuridad lo consumiera. Cada día era una lucha, pero también una oportunidad para demostrar que era más que los temores de los demás.

Cada párrafo parecía tener un significado, Lyanna sabía -desde que habia comenzado a leerlo- que estaba siendo narrado desde la perspectiva de alguien más. Como si una persona hubiera escrito la historia de aquel joven.

La ojiazul siguió leyendo con su suave y dulce voz, mientras que Roan permanecía a su lado escuchándola.

Por otro lado..

Tres niños se encontaban casi finalizando el trabajo en su base secreta en la cual habían estado trabajando los días anteriores.

En la cima de aquella "base secreta" habían construido un mirador como la de un barco pirata. Colocando e izando la bandera que tenía escrito "ASL"

—¡Sorprendente, es igual que en el diseño!

—Hicimos un excelente trabajo —dice Sabo con orgullo y miro a Ace de reojo—¿Que pasa Ace?

𝑃𝑅𝑂𝑇𝐸𝐶𝑇𝐸𝐷 ❙ ONE PIECE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora