-¿Que demonios quieres?- suelta mientras se da la vuelta. Tiene el ceño fruncido y una cara que pretende ser amenazante pero se ve afectada por la cantidad de alcohol en su sistema y parece más bien una carita tierna.

Me gusta la Aura borracha. Siento que es más accesible.

-¿Te vas?- vuelvo a preguntar cómo un idiota.

-¿Es que acaso no me ves?- suelta muy amablemente.

-Pero... todavía es temprano.

-¿Quieres volver ahí y repetir lo de antes con Kris?- al escuchar su pregunta hago una mueca. Ni por un millón de dólares me gustaría volver a verlo-. Eso pensé.

-No digo que regresemos allí- me apresuro a aclarar -. Sino que hagamos otra cosa...

-No me voy a acostar contigo- me interrumpe.

-¡No quiero que te acuestes conmigo!- miento-. Solo quiero que vayamos por un helado o a algún parque ya que estás muy ebria y no creo que quieras que tus padres te vean así.

-No creo que les importe mucho lo que haga con mi vida desde ahora- murmura.

-¿Aceptas o no?- pregunto. Ella parece dudar, eso es bueno, es mi única oportunidad de convencerla -. Mira, no sé lo que esté pasando ahora en tú casa...

-Ya no es mi casa- aclara.

-Okey. ¿Que tal si me cuentas porque es tu no-casa mientras comemos un helado? Las penas con pan son menos y no hay nada mejor que un helado de chocolate para curar el alma.

Mi querido tormento sonríe y yo me quedo con esa imágen instantánea en mi cabeza. En este momento tengo tres momentos de ellas que me gustaría poder enmarcar en un cuadro y dejar en la pared de mi cama por el resto de mi vida. La noche que nos vimos en ese bar, cuándo cayó sobre mí en el basurero y se veía tan tierna. Tan ella. Ayer, con los ojos rojos en el estacionamiento pero más entera que nunca; y hoy, ahora, con esa sonrisa que me acaba de dar.

-Acepto- me tiende la mano derecha para cerrar el trato. Mientras se la estoy estrechando, recuerdo la noche en la que la volví a ver y en la que todo esto empezó-. Pero si intentas algo raro, te vas a arrepentir.

Levanto las manos en señal de rendición antes de agacharme para recoger sus llaves debajo de su auto. Se las tiendo, Aura solo me responde con una sonrisita arrogante que se borra en cuanto me alejo y, justo antes de subir a mi camioneta, me doy la vuelta para encontrarla plantada en el mismo lugar.

-¿Me sigues?- pregunto.

-Por supuesto- responde y los dos subimos a nuestros autos.

Crucé todo el estado para venir a una fiesta en la que no pude ni tomar agua solo por ella. Por verla achicar los ojos cada vez que algo no le gusta, y ver esa sonrisita arrogante cuando está a punto de decir una de las suyas. Tengo un problema, uno muy serio que lleva años creciendo en mi interior sin tan siquiera darme cuenta.

Todavía no han dado las doce cuando enciendo la camioneta y conduzco en silencio por las calles de Nueva York con ella pisándome los talones. Rezo por encontrar algo abierto.

Pensando. Pensando en todas las cosas que nos han pasado desde que nos conocimos, pensando en que si esa noche me hubiera quedado en casa para festejar el cumpleaños de mi hermano no me hubiera encontrado con ella. Y nada de esto hubiera pasado. Y bueno, joder, también pienso en lo mucho que cambia la gente.

Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando mi móvil empieza a sonar anunciando una llamada de Hunter. Lo conecto al manos libres antes de contestar para evitar accidentes.

Prohibido Enamorarse Where stories live. Discover now