Capitulo 3: Secretos enterrados

1 0 0
                                    

La escalera que llevaba a planta superior de la casa en la colina maldita crujía bajo los pies de Emily mientras ascendía con cautela. La oscuridad se hacía más densa a medida que subía, y las sombras que la habían inquietado en la planta baja parecían más palpables aquí arriba.

El pasillo en la planta superior estaba cubierto de polvo y telarañas, como si nadie hubiera puesto un pie allí en años. A cada lado del pasillo se abrían puertas que daban acceso a las habitaciones. Emily eligió una al azar y entro con precaución.

La habitación estaba casi vacía, con una cama en ruinas en el centro y un armario antiguo en una esquina. La luz de la luna se filtraba por la ventana, proyectando sombras alargadas en las paredes. Emily sintió un escalofrió al ver el polvo que cubría el suelo y los muebles, como si nadie hubiera ocupado esa habitación en décadas.

Decidió investigar el armario, que pareciera ser la única pieza de mobiliario que aún conservaba cierta integridad. Al abrirlo, encontró una colección de viejas prendas de vestir cubiertas de polvo y moho. Pero lo que llamo su atención fue un pequeño cajón en el fondo del armario.

Con manos temblorosas, Emily abrió el cajón y encontró un montón de cartas amarillentas. Eran cartas escritas a mano, con fechas que se remontaban a décadas atrás. Las primeras cartas eran de amor y amistad, pero a medida que avanzaba en la pila, las palabras se volvían más sombrías y desesperadas.

Las cartas hablaban de tragedias, de una maldición que afectaba a la familia que había habitado la casa en el pasado. Emily leyó con creciente horror como los residentes anteriores habían experimentado extraños fenómenos, como habían perdido la cordura y, en algunos casos, la vida. Las cartas hablaban de voces en la oscuridad, de sombras que acechaban en las esquinas de las habitaciones y de un poder oscuro que parecía controlar la casa.

Mientras leía esas cartas, Emily sintió que el aire se volvía más denso a su alrededor. Tenía la sensación de que no estaba sola en su habitación, de que algo o alguien la observaba desde las sombras. Cerró el cajón con fuerza y retrocedió, con el corazón latiendo con fuerza.

La maldición de la casa en la colina maldita parecía más real que nunca, y Emily comenzaba a preguntarse si había cometido un grave error al entrar en aquel lugar. ¿Podría escapar de los secretos enterrados en las sombras de la casa, o se convertiría en otra víctima de la maldición?

La Casa en la Colina Maldita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora