Magia y dolor: Traición

Capítulo 17

Un abrupto final.

Eleonor había sido recostada en el diván en dónde sus amigos más cercanos la rodeaban para darle comida y bebida además de tratamiento para aumentar su curación, había logrado crear un nuevo domo de contención y enseguida había sido llevada a la carpa de Mags para darle el tratamiento adecuado y mantenerla enterada de todo; Leito cedió su objeto mágico permitiendo que Islang y los alquimistas investigaran la magia mientras les contaba la terrible verdad.

—Es información recolectada por lo vampiros, la creación de su mundo sucedió bastante tiempo antes de poder crear al primer vampiro, pero los rumores corrían desde ese entonces. De ahí iniciaron las historias de terror sobre los suyos.

—Me niego a creer que los nuestros masacraron a tantos —expone Elist.

—Me niego a creer que dieron a su propia sangre... —declara Ister en una negativa.

—Me imagino que del hechizo no sabes nada. —menciona Mags.

—No. Como sabrán mi raza no guardaba información ni historia, la creación de los vampiros fue un simple juego para Mammón, pero Satan les encontró otro uso, ellos comenzaron a guardar la información necesaria. Las historias de los humanos eran bastante parecidas así que concluí que... en su desesperación se atrevieron a llegar a tales extremos. Sus pilares no se pueden ocultar, la única forma de defenderse es dejar guerreros protegiendo la piedra día y noche. —su mirada viaja sobre el mestizo que se mantiene apartado —Y la puerta del este se encuentra desprotegida, tenemos que acudir cuanto antes para asegurar el pilar.

—Se encuentra sellada con magia de hada, —informa Breis —y con la propia naturaleza de la dríada.

—Pues es lo único que sigue destrozando el cielo. Y desconozco si tendrá un gran efecto que solo uno de los pilares caiga.

—No nos queda más que creerle ¿Cierto? —todos vuelven la mirada hacia Elist, que rendida ante la información los mira —Hay información en mis tierras, una pared tallada con cuatro nombres con su respectiva raza, me enseñaron a cuidarla y preservarla, me dijeron que era historia y nuestra salvación. Un humano, un gigante, un hada, y un elfo con el apellido de mi familia. La historia concuerda...

No querían creerlo, pero que Elist estuviera de acuerdo los obligada a plantearse la veracidad de aquellas palabras, el mundo no era perfecto, y jamás lo sería. Enid se levantó de la silla en la cual se encontraba y salió sin dirigirle la mirada a nadie, Francin suspiró y luego de acariciar la mano de su pareja se dirigió hacia el exterior siguiendo al chico que se frotaba el rostro claramente frustrado; Francin fue su amiga y luego su nana, y finalmente se convirtió en su protectora, ella era la única que quedaba, el ultimo integrante de su familia después de que la tía de aquella elfa muriera por causas naturales. Al alcanzarlo Francin lo tomó del hombro obligándolo a darle la cara, sus brazos lo cobijaron en la calidez de un sitio seguro mientras ella le acariciaba el pelo sintiendo como Enid buscaba fundirse en ella y desaparecer de la realidad.

—Necesito hablar de algo contigo. Algo... que jamás me atreví a contarte porque pensé que ya estabas sintiendo suficiente... y porque te alejaste. Mi niño...

Ella podía sentirlo, las lágrimas húmedas que ahora manchaban su ropaje, pero aun con eso se decidió a hablar aferrando con más fuerza al chico, sabía que esa información podría causar una brecha entre ambos que quizá nunca se recuperaría, que esa información le hubiera brindado la paz que no pudo tener en todos esos años.

—Ellos lo sabían. Tus padres y Elrond sabían que te veías con Leito. —el abrazo pierde fuerza —Ambos se sentían culpables con respecto a tu crianza, la soledad que tenías que pasar y la incomodidad que veías cada día en su relación... —inhala profundamente —ellos sabían de tus escapadas al claro, por eso pusieron esas tierras a tu nombre, y no las amurallaron con la intención de dejarte sentir libre. Veían en ti un gran potencial en cuanto a magia y hablando de la sensibilidad y bondad hacia otros seres.