046| Las flores se marchitan en Otoño

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Notita: Les recomiendo escuchar la canción mientras leen, para  mí, esta es la canción de Daisy y Olivia. 

La estación favorita de Daisy Murphy era la primavera. La estación en la que los árboles cobran vida de nuevo y todo florece. El clima es perfecto, ni muy caliente ni muy frío, es cálido como a ella le gustaba.

Su última primavera fue bastante normal. Estuvo en su hogar, sola, como había estado la mayor parte de su vida, siguiendo su rutina, dando clases en la pequeña escuela de danza, tomando té en la tardes y plantando sus flores con esmero. Vivió su vida tranquila al final.

La estación que menos le gustaba era el otoño, las hojas caían y todo lo bueno moría, incluso Daisy Murphy.

Daisy Murphy fue cremada un día de otoño y sus cenizas fueron esparcidas por el jardín del cementerio del pueblo en el que nació, creció y vivió toda su vida, donde también habían sido regadas las cenizas de su esposo y su hija. Justo como ella lo había pedido.

Todos los presentes se vistieron de colores pasteles y ayudaron a plantar distintas flores en el jardín. Colette, Olivia y Lauren plantaron margaritas, justo como Daisy lo pidió.

Fue un servicio bonito y corto donde se sirvió té y galletas de chispas de chocolate, Daisy no quería que todos se reunieran a llorar y a comerse sus galletas, así que ordenó que se repartieran sus cenizas, se leyera su testamento, todos se fueran a casa y siguieron con sus vidas.

Daisy Murphy vivió una vida larga y plena, acompañada de sus seres queridos. Su esposo Charles, quien la acompañó hasta su repentina muerte poco antes del nacimiento de su unica hija. Su hija, Lily Murphy quien no vivió lo suficiente y partió antes de tiempo. Su nieta, Olivia, que la animó a seguir viviendo después de perder a su hija. Sus otras dos niñas, Lauren Reed y Colette Rousseau que acompañaron a su Olivia con amor. Su maravilloso yerno, Noah Sterling a quien le agradece mucho. Y Donna, su Donna, que la hizo amar sin impedimentos ni vergüenza.

Daisy Murphy nunca tuvo mucho dinero, ni tampoco bienes materiales. Casi todo lo que tuvo le perteneció a su padre y luego a su esposo, sin embargo, era una mujer inteligente y ahorradora. Logró cosas por su cuenta que quería dejarles a sus seres queridos. Las pocas cosas que tuvo, siempre quiso compartirlas.

A Olivia Murphy, su amada nieta, le dejó todo el dinero que había ahorrado en la vida, mas el dinero de algunas propiedades que había vendido recientemente que Olivia no sabía que su abuela poseía. Era una suma grande de dinero que Daisy le pidió invertir en un negocio que Olivia y su novio, Noah, creyeran podría contribuir al mundo (una academia de danza preferiblemente). Además, le dejó todo el mobiliario de su casa, le pidió venderlo o conservar las cosas que creyera de gran valor sentimental (las cosas de su hija, Lily). Como último mandato le ordenó terminar la universidad y ser la bailarina Murphy más grande de la historia (ya lo era, pero quería impulsarla a sobrepasar su potencial).

A Lauren Reed, mejor amiga de Olivia y de la propia Daisy, le dejó su casa en el pueblo para que criara a sus hijos y tuviera su vida tranquila. Le dio permiso de hacer las remodelaciones pertinentes a la casa para que se convirtiera en el hogar de Lauren Reed, Michael Collins y su futura familia (le dejó los planos por si se les ocurría construir más habitaciones, Daisy veía varios hijos en el futuro de ambos). Por último le pidió ser feliz y seguir su propio camino.

A Colette Rousseau, mejor amiga de Olivia y de la propia Daisy, le dejó su amplia colección de libros para que los cuidara e incluso los vendiera, lo que ella considerara necesario. También le dejó a ella y a su padre, Antoine Rousseau, la receta de su pavo de acción de gracias (ellos debían hacerlo cada año). No le dejó ningún otro bien material, pues Colette ya no necesitaba nada más. Pero si que le dejó su espíritu aventurero, todos los sueños que nunca cumplió y sus ganas de vivir la vida. Le pidió ser imparable y volar, también hacerse cargo del jardín trasero de su casa (ya que parece ser buena en ello también y seguro que Lauren lo descuidará), además de rogarle hacer pausas en sus largos viajes para ir a visitar a sus dos mejores amigas donde fuera que estuvieran. Ah y que le dedique un libro o dos, así como varias canciones.

Y por último les dejó a las tres su antiguo y fino juego de té con estampado floral, que constaba de una tetera y tres tazas (la cuarta desapareció misteriosamente algunos años atrás). Como último deseo les pidió a Lauren, Olivia y Colette nunca dejar de tomar su té especial, su té para tres.

Daisy Murphy no cambió el mundo pero si dejó una huella en el corazón de todas las personas en este. Ese era su superpoder y los superpoderes no se olvidan en la muerte. Aquí no se acabó la historia de Daisy. 

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Hola, hola.

Reacciones a este capítulo cortito ----->

¿Opiniones?

Y así se fue uno de mis personajes favoritos *llora en silencio* Genuinamente fue un deleite escribir la historia de esta mujer (y aún puede que le escriba un libro entero jeje)

Gracias Daisy Murphy por...

Gracias por leer mi historia, significa mucho para mi <3

-Manu <3

Té para tres 2: Té sin azúcarWhere stories live. Discover now