Capítulo 05

58 13 55
                                    

La extraña enfermedad que azotaba Spiritua-Land se había extendido más allá de sus fronteras. Nuevos males se propagaban ya por todo el continente, lo que generó un incipiente caos entre sus habitantes. Por otro lado, las altas temperaturas no cesaban, para mal de todos los digimon que empezaban a encontrarse al borde del colapso. 

Como cabía esperar, Moosemon no se detuvo hasta que terminó por perder la paciencia exhausto tras sus investigaciones. La ansiedad que le generaba la situación había provocado que su aterciopelada cornamenta mudase de piel antes de tiempo, razón que le llevaba a rascarse enfermizamente con cada árbol con el que se cruzaba.

—Cualquiera que te vea pensará que tienes digisarna, Mus —bromeó Ukomon sin hacer mofa de ello.

El alce puso los ojos en blanco al reanudar la marcha. No quería pagar con su amigo el poco humor que le quedaba. Juntos habían recorrido unos doscientos kilómetros en los últimos tres días, tenían los pies repletos de arañazos y ampollas, para recabar información que poder presentarle a Cherrymon. El diablillo tenía la teoría de que era obra de un digimon, uno oscuro y muy poderoso que perteneciese a las leyendas de la Guerra Santa, en cambio Moosemon prefería ser más realista con sus divagaciones.

—Es más probable que se trate de una epidemia. Un virus de última generación que ni la propia computadora host pueda detener. —Arrugó el hocico y negó con la cabeza. Su hipótesis tampoco le convencía.

—Meh.

Fuera lo que fuese, los efectos estaban ocasionando estragos irreparables en el bosque que tanto adoraban: las hojas habían comenzado a despoblarse de las copas de los árboles, los frutos de los arbustos se estaban pudriendo y la basura digital abundaba por doquier, sin olvidarse de las áreas que habían desaparecido misteriosamente... La antes vivaz naturaleza se transformaba inevitablemente en un estercolero.

—Quizás mañana hallemos respuestas. —Ukomon se rascó su ombligo, que sobresalía de su barriga. Sentía mucha impotencia al ver alicaído a su amigo, sin ocurrírsele nada que pudiera levantarle el ánimo.

El trayecto se hacía silencioso. Ni siquiera los Weedmon tenían el humor, o ausencia de él, para armar su habitual escándalo. Spiritua-Land languidecía sin remedio.

—¿Acaso tienes hambre? —preguntó una afeminada voz desde ninguna parte—. ¡No se puede pensar con el estómago vacío!

A pesar de estar de acuerdo, el diablillo se paró en seco. Se encontraban en un camino vacío rodeado de maleza seca, donde aparentemente sólo se encontraban ellos dos. El alce olisqueó hasta dar con una fragancia que era arrastrada por la brisa.

—¡Muéstrate!

De un salto fugaz, una figura rosada, muy estrambótica, se colocó delante de ellos bloqueándoles el camino.

De un salto fugaz, una figura rosada, muy estrambótica, se colocó delante de ellos bloqueándoles el camino

Oops! Această imagine nu respectă Ghidul de Conținut. Pentru a continua publicarea, te rugăm să înlături imaginea sau să încarci o altă imagine.

Digimon de nivel Perfecto y atributo Datos.

—¡Encantada! Me llamo Cho·Hakkaimon. —Sonrió alegremente—. ¡Un gusto conoceros!

Digimon: Dawn KnightsUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum