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19 de enero de 1965

—Sigo sin entender porque puedo tocarte...— murmuro Quackity con preocupación, entrelazando sus dedos con los del mayor.

—¿Que más da...? estás aquí... conmigo...— dejó otro dulce beso sobre sus labios, para después frotar su naricita con la del contrario.

El pelinegro aún así no parecía convencido, intentando encontrar una respuesta coherente.

—¿Será que tú también estás muerto?— murmuro más para si mismo, causándole una suave risa a Wilbur.

—Eso es imposible, todos pueden verme.

—Entonces...— se calló algunos segundos, negándose a aquella posibilidad, soltando un suspiro tembloroso.

—¿Entonces...?— preguntó confundido el castaño, mirándole con duda.

—¿Y si estás muriendo...?

Un silencio sepulcral se instaló en aquel sótano, mientras ambos se miraban fijamente.

—O pronto morirás...— completo, desviando la mirada hacia la pared.

Wilbur tomó sus mejillas entre sus manos, pidiendo que le explicara su teoría, sin alterarse demasiado.

Casi como si estuviera aceptando su destino.

—Cada que pensabas en irte del internado, no podía ir contigo... y entre más querías quedarte, más cerca podía estar de ti... —murmuro con cierto miedo— quizás es eso, Wilbur... si te quedas aquí, morirás...

—Quackity...

—Tienes que irte.

—Quackity...

—No puedes seguir aquí, no quiero que mueras...

—Quackity.

—Jamás me perdonaría que algo malo te pasara por mi culpa...

—¡Quackity!

Paro de hablar tras el grito de Wilbur, mirándole con pánico y a la vez sorpresa.

—No importa que pase... no quiero irme de aquí...— le aclaro con rapidez el castaño, sin quitar su tierna sonrisa, negando varias veces con la cabeza.

—Wilbur...— murmuro Quackity con un tono suave, pero a la vez triste, señalándose a sí mismo —me asesinaron aquí...

Alzó sus manos con lentitud, intentando darle a entender el porqué no podía quedarse.

—Me practicaron una maldita lobotomia que provocó que me desangrara hasta la muerte...

—Quackity...

—¿Tú crees que yo quiero eso para ti?— le regaño, agarrando sus dos brazos para sacudirlo.

Wilbur negó varias veces, bastante deprimido.

—Odiaría verte mal, mi ángel...— se acercó para esconderlo entre sus brazos, el castaño simplemente se dejó.

Ambos permanecieron sentados y abrazados en la esquina de aquel sótano, sin saber como solucionar las cosas.

Ninguno quería abandonar al otro.

Unos pasos cerca del lugar los hicieron tensarse por completo, y Wilbur dio un pequeño brinco cuando la puerta fue abierta de forma brusca, aferrándose mejor a Quackity.

—¡Te dije que estaba aquí!— exclamó Dream con felicidad, señalando hacia Wilbur, pues era al único al que veía.

Sapnap entró detrás de él, sonriéndole débilmente al castaño, casi pidiéndole disculpas con aquello.

La mirada curiosa de Dream recayó en la pintura que estaba en la estantería, cubriendo sus labios en una claro gesto de sorpresa.

—¿¡Ese es Quackity!?— se acercó con rapidez, pero aún así no tocó el lienzo, solo lo observó a una distancia moderada, repasándolo con sus ojos verdosos.

Wilbur estaba bastante consternado.

—Dream cree que lo que ves es un espíritu... ya que no pareces tener esquizofrenia en realidad...— le aclaro Sapnap, sentándose frente al castaño, jalando ligeramente el uniforme del rubio para que se estuviera tranquilo.

Wilbur volteo hacia Quackity, evitando reírse. Al parecer habían dado en el clavo.

—Si, lo que veo es un espíritu...— fue sincero, acomodándose mejor en donde estaba recargado.

Quackity no dijo nada, solo observaba con suma atención a los otros dos.

—¡Te lo dije!— grito Dream, yendo hacia ellos también, casi tirandose encima de su mejor amigo.

Wilbur no pudo evitar reír con suavidad.

Sapnap no se veía muy convencido, pero no le cuestionó en lo absoluto.

Y sin medir el tiempo, los tres se quedaron hasta la madrugada hablando y divirtiéndose.

Mientras Quackity solo los veía con detenimiento.

Eso era lo que se merecía Wilbur, una vida normal.

¿Una vida... sin él...?

Diary of... [Quackbur]Where stories live. Discover now