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11 de enero de 1965

Se removió gustoso cuando la mano de Quackity abrazó con más fuerza su cintura, apegandolo a su cuerpo lo máximo posible.

Abrió sus ojos con lentitud para poder mirarlo con atención, recostándose mejor encima suyo, soltando un débil bostezo.

—Buenos días...— murmuro cerca de su oído, escuchando al pelinegro soltar un sonido de afirmación, para darle a entender que estaba despierto y escuchándolo.

Habían pasado la noche juntos, y aquello no podía tenerlo más contento. Por supuesto que las cosas no subieron demasiado de tono.

Se la pasaron acurrucados dándose besos la mayoría del tiempo.

—Debería irme antes de que alguien nos vea...— dijo Quackity con una sonrisa divertida, aún medio adormilado, removiéndose un poco en su lugar.

—No quiero...— hizo un pequeño berrinche, reteniéndolo aún —¿por que no dormimos un poco más...? por favor...

El pelinegro tapó sus labios con una de sus manos, negando varias veces con la cabeza.

—Tengo que irme, cariño... volveré mañana— se despidió, levantándose para poder marcharse del sótano, dejando a un solitario Wilbur bastante somnoliento.

El castaño solamente se sentó, tallando sus ojos para despejarse un poco.

Su mano instintivamente fue hasta su pintura, sacando de detrás de esta el mismo diario que había leído hace unos días.

—Mhm... veamos...

Lo abrió en la página en la que se quedó, intrigado, pues el cuaderno estaba completo.

Lo abrió en la página en la que se quedó, intrigado, pues el cuaderno estaba completo

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──── 20 de diciembre de 1853 ────

Pego un grito de completo dolor cuando una cubeta de agua caliente cayó encima suyo, retrocediendo de inmediato. Sus manos temblaban debido al ardor y no lograba ver bien a sus agresores, pero sabía quienes eran.

Los mismos de siempre.

—Basta, Karl...— suplicó, comenzado a sollozar debido al dolor que sentía en toda su piel.

El castaño volteo a ver a su amigo, soltando una risita burlona.

—¿Tú que opinas, George?

—Por mi que se muera.

—Bien.

Un jalón en su pierna derecha lo hizo caer en seco contra el suelo frío, soltando un quejido bastante alto.

Un hilo de sangre ya comenzaba a bajar por su labio inferior al habérselo roto en la caída.

Su cara estaba cubierta de moretones, heridas y rasguños demasiado recientes.

—Solo aguanta un poco más, ////////////

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Paro de leer, ladeando la cabeza

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Paro de leer, ladeando la cabeza. Había una mancha de tinta tapando el nombre del propietario, probablemente. Lo más seguro es que se hubiera corrido debido a las lágrimas de este, notaba también que el papel estaba arrugado.

Cerró unos momentos el diario, mirando fijamente su pintura y soltando un suspiro tembloroso. Quackity era realmente hermoso.

Pasó sus manos por el lienzo, admirando el rostro de su amado, pensando un poco las cosas.

Realmente no sabía que eran. No hablaron de eso, prefirieron besarse toda la noche hasta caer dormidos.

A Wilbur no le importaba mucho. Con estar cerca del pelinegro era suficiente, poder abrazarlo era suficiente y poder besarlo era más que suficiente.

Ser correspondido...

Oh, ya estaba ruborizado de nuevo.

Soltó otro suspiro y se levantó con lentitud, escondiendo de nuevo aquel diario detrás de la pintura para poder regresar a su habitación.

Solo esperaba no encontrarse ningún enfermero de camino a ella.

No quería morir aún.

Diary of... [Quackbur]Where stories live. Discover now