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2 de diciembre de 1964

Lo primero que vieron sus brillantes ojos rojos fue un enorme letrero que decía en letras grandes "Hospital psiquiátrico".

Volteo hacia donde se suponía que estaba su madre, pero ella ya no se encontraba ahí. Luego volteo hacia su padre, pero también se había esfumado.

Su mirada entonces se centró enfrente, bastante confundido y alterado, su corazón no dejaba de latir con rapidez en busca de alguna respuesta, no tenía idea de que hacía ahí y porque lo habían abandonado, pero cuando quiso huir fue demasiado tarde.

Dos tipos que tenían batas de doctor lo tomaron con fuerza de los brazos, alzándolo sin esfuerzo alguno y arrastrándolo hacia el interior de las instalaciones.

Mientras era jalado por los pasillos se llevó cientos de miradas de los demás pacientes, quienes le observaban con desprecio o lastima, no había punto medio.

Cuando menos espero fue lanzado de forma tosca hacia el suelo frío de una habitación aparentemente vacía, sin explicación alguna. Nadie fue lo suficiente empático como para siquiera decirle que todo estaría bien, aunque fuera una maldita mentira.

Su mirada ahora asustadiza recorrió completamente el lugar, buscando quizás una salida que muy en el fondo sabía que no existía, pero tenía algo de esperanza latiendo en su interior.

Se levantó con lentitud del piso, cuidando de no resbalar, pues su cuerpo ya dolía demasiado por el trato que le habían otorgado apenas llegar.

Se espantó cuando la puerta fue abierta de nuevo, viendo a los mismos hombres de antes, quienes le entregaron algunos ropajes que parecían ser el uniforme del hospital. O bueno, el de los pacientes.

Iba a negarse a ponérselo, pero le cerraron la puerta en la cara.

No tuvo otra opción más que obedecer, quitándose la ropa que traía en esos momentos para colocarse el uniforme, bastante inconforme con el resultado.

Empezando porque parecía un conjunto de pijama blanca. Bueno, las instalaciones tampoco se salvaban mucho. Eran de un color gris, espantoso y depresivo.

Se sentó en el suelo para esperar a que alguien llegara por él, pero eso no pasó. Espero por horas y horas, pero nadie volvió a abrir la puerta.

Esa noche la pasó solo, con el corazón desolado y la tristeza consumiéndolo.

Preguntándose qué había hecho mal para terminar así.

Diary of... [Quackbur]Where stories live. Discover now