EL CUERPO

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Mark el detective local, encontró el cuerpo deforme e irreconocible, alrededor del árbol central. Estaba en una de sus rondas nocturnas, cuando una extraña sombra masculina acaparó su atención, dejó su auto en medio de la autopista, tomó la linterna que siempre guardaba en la guantera y caminó hacia el parque. Sus pasos eran coordinados, en cuestión de segundos estaba en la entrada, su calma en las más confusas situaciones había sido su mejor arma. Sus pasos comenzaron a acelerar cuando notó que la sombra masculina se alejaba a medida que él avanzaba, tomó fuertemente su linterna y corrió detrás. Gritó una y otra vez "Señor deténgase, por favor" ,"Soy policía, no le haré daño" sin embargo no obtuvo respuesta alguna, el hombre continuó alejándose de él. Cuando perdió todo el aire y sus piernas no lograron avanzar más, el detective se detuvo, estiró sus brazos en un intento de recuperar su respiración normal.Sabía que tenía que haber seguido al hombre hasta atraparlo, pero su cuerpo le había fallado, y aunque nunca le había sucedido, su intuición le decía que su prioridad iba a ser otra. Caminó dentro del parque en el sentido de las manijas del reloj, la forma circular del parque aunque extraña facilitaba su trabajo. La luna tenía una apariencia poco común adornada con unas nubes grisáceas y esponjadas. Unas enormes aves obstaculizaron su camino, pero no las pudo identificar hasta estar lo bastante cerca para observar un cuerpo ensangrentado rodeado de chulos. Su sexto sentido-como él lo llamaba- se disparó de inmediato, tomó su radio teléfono y pidió refuerzos, sabía que no demorarían.Girón era un pueblo pequeño y en las horas de la noche las vías solo estaban ocupadas por los perros que cuidaban de las casas y por las aves que se alimentaban de las migajas que dejaban los pobladores; la llegada de sus compañeros iba a ser rápida. Se acercó al cuerpo, la fragilidad era su mayor característica, estaba totalmente alterado, los huesos de las piernas estaban quebrados formando un ángulo entre ellos, las manos estaban tan ahuecadas, que un escalofrió le recorrió todo el cuerpo y le erizó los pequeños vellos del cuello. Pudo notar que el cuerpo pertenecía a una mujer, pues el cabello estaba intacto al igual que su delgado cuello, Sentía lastima por ella, sentía una extraña necesidad de encontrar a su asesino, quizás porque le recordaba a Sophie, su joven hija. Se levantó y revisó una y otra vez los alrededores del cuerpo en busca del arma homicida, pero no había nada, a excepción del charco de sangre que había alrededor del cuerpo.

Una alarma sonó y comprendió que su equipo había llegado, les señaló donde se encontraba y ellos se aproximaron rápidamente a su posición, encerraron con una cinta amarilla la escena y permitieron que el equipo forense hiciera su trabajo. Blanca, una joven practicante se paralizó ante lo que sus ojos localizaron, a pesar de que la víctima estaba totalmente irreconocible, demacrada y desangrada no fue eso lo que causó su reacción, un extraño trazo se asomaba delicadamente en la espalda de la víctima. Todos los allí presentes se dirigieron al cuerpo y con cautela lo cambiaron de posición dejándola boca abajo. Mark levantó suavemente la delgada camisa del cuerpo, sus ojos se situaron justamente en el centro de la espalda, un extraño trazo se dibujaba en ella, un escalofriante número uno captaba la atención de todos, quienes estaban sumidos en sus propios pensamientos. Mark también se vio sumido en sus propios pensamientos, recuerdos de su anterior casó en Virginia lo atestaron de repente. Una gran cantidad de víctimas, un patrón a seguir, enormes charcos de sangre, un asesino serial. Fue entonces cuando Mark comprendió que aquel cuerpo no sería el único, que aquella víctima tampoco lo sería, que por el escalofriante número las muertes apenas empezaban.

VeintitrésWhere stories live. Discover now