Oh, por supuesto que me he preguntado repetidas veces qué habría pasado. Es algo que no he podido evitar. Y lo cierto es que, en realidad, en ninguna ocasión he podido sacar conclusiones claras sobre dónde estaría en estos momentos; muchas veces pienso que, en el fondo, nada habría cambiado mucho, pero, finalmente, pienso que esos cinco meses significaron demasiado para mí como para no haberme afectado como persona en lo más mínimo.

Y lo cierto es que por nada los cambiaría. Y sé que, si pudiese volver a vivirlos, probablemente aceptaría sin pensármelo dos veces.

***

Unos veinte minutos más tarde, Daisy aparca - o al menos lo intenta - a unas manzanas del estadio donde se celebra el concierto, haciéndome sufrir por mi propia vida una vez más. Finalmente, tras unos interminables minutos diciéndole a Daisy: "Un poco más atrás, un poco más atrás. ¡Para, te vas a comer al coche! Vas a terminar dándole un golpe", Daisy consigue aparcar de una forma más o menos decente.

-Oye, Daisy. - Digo, mirando la hora en mi reloj de muñeca. - ¿No crees que es un poco pronto para que empiece el concierto?

Al ver que Daisy no responde, alzo la mirada hasta ella y la veo morderse el labio inferior con cierto nerviosismo, como si la hubiese descubierto haciendo algo terrible.

-¿Daisy? - Insisto, comenzando a perder la paciencia.

-Mmmm... bueno... - Comienza, de forma evasiva, como si así pudiese evitar responder a mi pregunta. Cuando alzo una ceja en un gesto impaciente, Daisy suspira y por fin lo dice: - En realidad las puertas no las abren hasta dentro de dos horas, y el concierto en sí no comienza hasta dentro de tres...

Oh, genial.

-¿En serio? - Suelto un gruñido de frustración y cierro los ojos, para después frotarme los párpados cerrados. - ¿Entonces para qué venimos tan pronto? Podría haber aprovechado estas tres horas para estudiar. Los exámenes finales empiezan en menos de dos semanas, Daisy, y no puedo estar perdiendo el tiempo así como así...

Entonces, mis profusas quejas son interrumpidas de golpe cuando Daisy coloca su mano sobre mi boca, obligándome a detener mi perorata.

-Julia, te he traído antes porque, uno: Quiero que hables con Niall - Una exclamación quejumbrosa sale de mis labios sellados a la fuerza. - Y dos: Quiero que hables con Niall.

Aparto su mano de mi boca y la observo con expresión indignada.

-La segunda razón no tiene sentido, es la misma que la primera.

Daisy se encoge de hombros con una delicadeza inocente, como si dijese: "Se siente", mientras que yo hago rechinar mis dientes y la fulmino con la mirada.

Finalmente, cuando dejo a un lado mi indignación y mi repentina ira, llego a la conclusión de que ya no hay nada que pueda hacer, y que lo mejor es que intente llevar esta situación de la mejor forma posible. No obstante, no puedo evitar sentir cómo los nervios me atenazan el estómago sin piedad, como si me estuviesen dando puñetazos desde mi interior, al pensar en tener que enfrentarme a Niall tras los sucesos de la fiesta. Trago saliva e intento deshacerme de esos malditos nervios. Intento pensar en positivo y mantenerme lo más calmada posible; sin embargo, nada consigue que esos malditos nervios se disipen y dejen de devorarme por dentro, como termitas hambrientas alimentándose de madera.

Al cabo de unos instantes, inspiro profundamente, agradecida de poder salir por fin del coche y tomar un poco de aire fresco, pues tal vez eso consiga atenazar al menos un poco estos malditos nervios; pero, justo cuando aferro las muletas y hago ademán de abrir la puerta, Daisy dice:

-¡Espera, tengo que darte algo!

Frunzo el ceño mientras la veo rebuscar en su bolso, hasta que finalmente parece dar con lo que está buscando. Mete la mano y me tiende un cuadrado de plástico colgado de una cuerda roja.

Faithfully [actbh #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora