CAPÍTULO 24

158 25 0
                                    

Anastasia

Caminamos en absoluto silencio por los pasillos de la casa. No puedo creer todo lo que me ha pasado. Solo de pensar que mi cuerpo fue tocado e invadido por ese maldito animal, siento asco. Por más que me bañe me siento tan sucia. Christian me sigue mirando con amor y veneración, pero yo simplemente no puedo. Llegamos al lugar de tortura y practica hay se encuentra amarrado a una silla José, su ojo tiene un parche. Solo mirarlo siento asco y una tristeza enorme

- Buenas noches – saludo animada Elena soltándome de su agarre. Christian toma su lugar atrayéndome a su cuerpo

- Si quieres irte en cualquier momento puedes hacerlo – me susurra besando mi cabello

- Gracias – le sonrió un poco forzada

- Rodríguez ¿eres consciente de lo que va a suceder? – le cuestiona Christian caminando junto a mi y mirando con tanta rabia a José que siento que puede hacerlo conmigo por lo que paso – no solo secuestraste a mi mujer – se tensa – la tocaste – su tono es tan bajo y amenazador – así que iniciaré yo

Besa mis labios diciéndome lo mucho que me ama. Se acerca a la mesa donde se encuentra un alicate sonriendo en el proceso. Dos de los hombres de seguridad cogen la cara de José obligándole abrir la boca, es en ese momento se que las palabras de Christian no eran solo por la ira, sino que eran reales. Inicia a arrancarle los dientes uno a uno sin ningún tipo de consideración, se que se lo merece pero se que no está bien. Los gritos de José son desgarradores, mientras cada uno de sus dientes y muelas son arrancados por Christian. Al finalizar siento que en cualquier momento voy a vomitar, pero a su vez siento un poco de alivio por que pague por lo que me hizo y por lo que escuche de Elena le gustaba raptar niñas y violarlas solo por el placer de ser el primero.

- Sin dientes hasta se ve más simpático – se burla Elena fumándose un puro mirándolo con asco. Quisiera saber que llevo a Elena a ser así – Ana ¿algo que quieras hacer? – me propone con una macabra sonrisa

- Si no quieres hacer nada no te sientas obligada – me dice rápidamente Christian limpiando sus manos y dándome una cálida mirada

- Solo quiero hacer una cosa – susurro con un poco de rabia y asco – podrían dejar sus manos abiertas – pido y veo que todos entienden que quiero hace

No estoy segura de que sea lo correcto, pero solo recordar sus manos en mi cuerpo, sus dedos dentro de mi moviéndolos con brusquedad. Necesito hacerlo, necesito sentir que está sufriendo para sentirme un poco menos miserable y asqueada. En la mesa hay muchos artefactos para poder hacer lo que quiero, pero no podría arrancarle un dedo, no soy así. Pero siento que necesito hacerlo sufrir, me siento tan perdida

- Nena – llega a mi lado Christian tomando mis manos - sientes que debes hacerlo sufrir pero tu no eres así ¿verdad? – me sonríe con ternura y yo asiento con los ojos lleno de lagrimas – déjame ayudarte – besa mi cabeza – podrías clavarle los dedos a la mesa con puntillas – me muestra sintiendo un escalofrío pasar por mi cuerpo – también solo podrías machucárselos con un martillo – me sugiere sintiendo que esa quizás sea la mejor forma – si fuera por Elena le clavaria cuchillas en los dedos hasta hacer que ellos mismos se caigan – niega logrando que una sonrisa sincera me salga del alma – si fuera por tu padre Ray – suspira negando – ese es peor que Elena – se encoge de hombros logrando que suelte una carcajada – le arrancaría primero las uñas y luego le rebanaría los dedos – hace caro de asco y me siento mucho mejor, por eso lo amo – por Franklin – piensa un momento – quizás todo lo anterior – le resta importancia – pero lo importante es ¿tu que prefieres? – me sonríe besando mis labios

Nuestro Oscuro DestinoWhere stories live. Discover now